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Los expertos de Berenberg lo tienen claro. Las turbulencias que han registrado las bolsas en las primeras sesiones de agosto no son preocupantes y "no cambian las reglas del juego".

Holger Schmieding, economista jefe de esta firma, señala que "incluso haciendo abstracción de los fundamentos económicos, los movimientos dramáticos del mercado pueden perjudicar las perspectivas económicas por sí mismos si afectan las condiciones de financiamiento y deprimen la confianza de las empresas y los consumidores".

Sin embargo, añade, "hasta ahora, parece poco probable que haya daños graves. Como los índices bursátiles siguen estando mucho más altos que a principios de año, no espero un efecto negativo importante sobre la riqueza y la confianza. Al menos hasta ahora, la turbulencia no ha alcanzado una escala que pueda perjudicar seriamente la transmisión de la política monetaria a la economía a través de los mercados financieros y un sistema bancario en su mayoría bien capitalizado".

Según su valoración, "la turbulencia resalta el riesgo a la baja para las perspectivas económicas y la posibilidad de que la Fed pueda relajar su política monetaria más de lo esperado de antemano. Pero no lo veo como un cambio de juego. En esta etapa, una verdadera recesión en Estados Unidos y sus implicaciones negativas para los mercados globales y la economía mundial siguen siendo un riesgo extremo más que un escenario con una probabilidad de más del 20%".

Sobre la corrección bursátil, afirma que "es casi un patrón" porque "no es la primera vez que los mercados de valores han caído bruscamente en verano". En su opinión, tras un repunte del 38% del S&P 500 desde octubre de 2023, los inversores han utilizado los datos de empleo más débiles de EEUU, una reversión de las operaciones de 'carry trade' en yenes y las preocupaciones geopolíticas para desencadenar "una ola de ventas a fines de julio que se convirtió en una corrección a principios de agosto".

Para Holger Schmieding, "este tipo de correcciones no son inusuales", y tras la señal moderada enviada por el Banco de Japón, considera que ni los fundamentales justifican un mercado bajista sostenido ni la agitación ha sido lo suficientemente grave como para dañar seriamente las perspectivas económicas.

SIN SEÑALES DE RECESIÓN EN EEUU

Sobre la debilidad de los datos publicados en Estados Unidos, considera que "muchos datos indican una desaceleración significativa del crecimiento anualizado trimestral a un ritmo inferior a la tasa de tendencia del 2% para los próximos trimestres".

Sin embargo, señala que "una desaceleración de ese tipo no sería una sorpresa" y añade que "el índice de actividad empresarial aún sólido en el PMI de servicios de Estados Unidos y una política fiscal aún expansiva argumentan en contra de una recesión en Estados Unidos".

Además, afirma que "a diferencia de la situación en el otoño de 2023, cuando los mercados se preocuparon por última vez por una inminente recesión estadounidense, la inflación estadounidense es ahora lo suficientemente baja como para permitir que la Fed vuelva a centrarse en su mandato de empleo".

Por ello, sigue "esperando que la Fed espere hasta su reunión del 18 de septiembre con un primer recorte de probablemente 25 puntos básicos". En su opinión, "los datos estadounidenses no se han suavizado (todavía) hasta el punto de justificar un movimiento entre reuniones o un recorte de 50 puntos básicos en septiembre. Sin embargo, los menores rendimientos de los bonos ya pueden brindar cierto estímulo antes de la flexibilización real de la Fed".

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