El mercado no tiene dudas. El Banco Central Europeo (BCE) recortará los tipos de interés en su próxima reunión del 6 de junio. Tanto la presidenta del organismo, Christine Lagarde, como varios de sus funcionarios han dejado claro que "es el momento" de empezar a relajar la política monteria. Pero también han insistido en que esto no significará que comience una ronda de rebajas. Una opinión compartida con los estrategas de Bank of America (BofA) que, sin embargo, no descartan otra bajada en octubre.
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"El principal problema que afronta el BCE para bajar los tipos es la divisa""Aunque no vemos realista pensar en recortes consecutivos en junio y julio, no estamos dispuestos a descartar otro recorte en octubre", explica Rubén Segura-Cayuela, economista jefe para Europa de la entidad.
Esta tesis viene motivada porque el BCE está estableciendo una clara distinción. "Las próximas decisiones consisten en moderar el ritmo, no necesariamente en iniciar un ciclo de recortes propiamente dicho. Este es el tipo de proceso de decisión en dos fases que hemos venido señalando", remarca el experto.
Esto es, una primera fase relacionada con si la política puede hacerse algo menos restrictiva, es decir, el comienzo de la "moderación", que abarca junio y las reuniones inmediatamente posteriores.
"Y luego, al cabo de un tiempo, podrán decidir si van hasta el punto muerto (o más abajo si tardan demasiado en llegar al convencimiento) y a qué velocidad. Para nosotros, esto no es coherente con que el BCE recorte en reuniones consecutivas a menos que los datos les obliguen a hacerlo. Por lo tanto, vemos pocas posibilidades de que se produzca otro recorte en julio", añade Segura-Cayuela.
Y es que creen que los recortes consecutivos requieren cierta sensación de urgencia. "Esto puede venir bien por unas perspectivas de crecimiento mucho más débiles de lo que todos esperamos, bien por la constatación o la convicción de que la inflación sigue por debajo del objetivo. De ahí la aceleración del ciclo de recortes en diciembre", subrayan desde la firma.
Aunque los analistas de BofA no quieren deshechar la posibilidad de que las previsiones de los expertos del BCE de septiembre ya incorporen con cierta convicción ese "subimpulso", abriendo la puerta a un recorte adicional en octubre.
En este sentido, la encuesta trimestral sobre préstamos bancarios que se dará a conocer días antes de la reunión de octubre podría proporcionar una justificación adicional para dicha bajada si muestra una intensificación de la transmisión de la política monetaria restrictiva a las condiciones de préstamo.
Con todo, el ritmo que imprima el BCE a los descensos de tipos también vendrá definido por la actuación de otro banco central: la Reserva Federal (Fed) de EEUU.
BCE vs FED
Si los próximos movimientos del BCE parecen claros, los de la Fed generan más dudas. La resistencia de la economía estadounidense ha llevado a los inversores a rebajar de manera considerable, hasta el 45%, la probabilidad de una primera bajada de tipos en septiembre.
Por ello, y en medio de este escenario tan divergente, ¿se atreverá el BCE a recortar tres veces este año con una Fed en modo de espera? "En conjunto, pensamos que la divergencia adicional (realista) que podríamos obtener de la Fed y el BCE en 2024 sería, como máximo, 50 puntos básicos superior a la que tenemos en nuestro escenario base actual", comenta Segura-Cayuela.
"Nuestras conversaciones con los inversores sugieren que a la mayoría les resulta difícil prever 3 recortes del BCE este año sin que la Fed señale un primer recorte a finales de año. Esto es coherente con el diferencial máximo de 50 puntos básicos fijado en abril", agrega.
No obstante, este discurso puede cambiar en función de la evolución del tipo de cambio. Todo se reduce a cuánto tendría que depreciarse el EUR/USD este año para amenazar la convergencia de la inflación al 2% a finales de 2025. Tal depreciación, especialmente si es rápida, sería lo que frenaría al BCE en 2024.
"Teniendo esto en cuenta, y dadas las elasticidades habituales entre el tipo de cambio y la inflación, tendríamos que ver caer el EUR/USD por debajo de 1,02 o 1,03 para que la senda del BCE estuviera en peligro. Es poco probable que esto ocurra, incluso con una Reserva Federal en espera", concluye Segura-Cayuela.