Con una inflación que se acerca al objetivo del 2%, y a medida que aumentan los riesgos para el crecimiento económico, el escenario está preparado para que el Banco Central Europeo (BCE) vuelva a bajar los tipos de interés en 25 puntos básicos este jueves. Todo lo que no sea un nuevo recorte supondría una sorpresa para el mercado, que ya tiene descontado este movimiento, que cuenta con un amplio respaldo.
"El recorte de tipos de este jueves no debería suscitar controversias. Prácticamente todos los miembros del BCE han confirmado que les gustaría bajar los tipos. Incluso el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, considerado habitualmente como uno de los más duros del consejo del BCE, ha indicado que apoyaría un recorte a menos que la evidencia se oponga a ello", explican en Berenberg.
En este sentido, y en medio de una elevada incertidumbre, los analistas tienen claro que es poco probable que el BCE proporcione una orientación sobre el ritmo y el alcance de su flexibilización monetaria a corto plazo y repetirá su mantra de dependencia de los datos y su enfoque de "reunión por reunión".
Con todo, los estrategas de la firma alemana apuestan por una pausa el 17 de octubre, al igual que en julio y debido a la rigidez de la inflación subyacente, antes de recortar los tipos por tercera vez en 25 puntos básicos el 12 de diciembre.
Pero el cumplimiento de este calendario vendrá determinado por la evolución de los datos macro. Por ello, este jueves, todas las miradas también estarán puestas, con permiso de Christine Lagarde, en las proyecciones económicas que dé a conocer el organismo monetario.
"Cuando el BCE presentó por última vez sus proyecciones trimestrales de crecimiento e inflación, el 6 de junio, la mayoría de los indicadores adelantados y concurrentes de la economía de la eurozona apuntaban a una tendencia al alza. Este repunte ha llegado a su fin. En cambio, muchas encuestas se han movido de forma lateral o a la baja en los últimos tres meses en medio de una escasez de nuevos pedidos de exportación de manufacturas. En lugar de disminuir, la debilidad parece estar extendiéndose incluso a partes del sector de servicios vinculadas a la manufactura", afirman en Berenberg.
En conjunto, los argumentos a favor del crecimiento siguen intactos. No obstante, es probable que el BCE reconozca los datos más débiles de las encuestas y la falta de un factor de impulso externo, lo que le llevará a rebajar ligeramente sus proyecciones para 2024 y, posiblemente, también para 2025.
"La caída de los precios del petróleo ha ayudado a que la inflación general haya caído un poco más rápido de lo previsto. Como resultado, el BCE probablemente reduzca ligeramente sus proyecciones de aumento anual de los precios al consumidor este año y el próximo en 0,1 puntos porcentuales, hasta el 2,4% y el 2,1%, respectivamente", prevén en la entidad germana.
"Más allá de estos cambios modestos para las perspectivas a corto plazo, esperamos que el BCE mantenga sin cambios sus proyecciones para el horizonte de medio plazo relevante para la política monetaria, es decir, para 2026, en un crecimiento del PIB real del 1,6%, así como una inflación general del 1,9% y una inflación subyacente del 2,0%", añaden.
¿QUÉ SUCEDERÁ EN 2025?
Los expertos parecen tener definidos los movimientos del BCE hasta finales de 2024, pero ¿qué esperar después?
"La inflación salarial podría desacelerarse hasta ligeramente por debajo del 3,5% a principios del próximo año. Esto probablemente animará al BCE a recortar aún más los tipos en el primer semestre de 2025, probablemente 25 puntos básicos cada uno, tras presentar nuevas proyecciones trimestrales del personal en marzo y junio”, estiman en Berenberg.
Sin embargo, esta relajación de las presiones salariales es un fenómeno temporal, ya que la eurozona ganará impulso a lo largo del próximo año apoyada en una mejora de las perspectivas para las exportaciones con un retorno de la economía estadounidense desde su actual aterrizaje suave al crecimiento tendencial a mediados de 2025; una demanda de consumo más firme; y una recuperación de la construcción residencial ayudada por los tipos de interés más bajos del BCE.
Asimismo, y a la vez que el desempleo caiga a mínimos históricos del 6% o menos en 2026, "un repunte de la inflación salarial al 4% combinado con mayores ganancias en la demanda interna probablemente elevará la inflación general y básica hacia alrededor del 2,5% nuevamente a fines de 2026", agregan desde la firma de Hamburgo.
"Esperamos que el BCE reconozca este riesgo estructural al alza para la inflación el próximo verano y detenga el proceso de flexibilización después de alcanzar un tipo de depósito del 2,75% el próximo junio. De lo contrario, es decir, si el BCE continúa reduciendo los tipos hasta, digamos, el 2,25% a fines de 2025, es posible que tenga que comenzar a subirlos nuevamente a fines de 2026 hacia alrededor del 3%", comentan.
"En cierta medida, nuestra predicción de que el BCE se detendrá en un tipo de depósito del 2,75% a mediados de 2025 refleja más esperanza que experiencia. Pero si bien las perspectivas de tipos de interés para 2025 parecen así bastante inciertas, las perspectivas a corto plazo parecen mucho más claras: un recorte de 25 puntos básicos este jueves, seguido de otro movimiento de este tipo en diciembre, con alguna posibilidad de que el BCE pueda actuar también en octubre", concluyen en Berenberg.