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Reserve Bank of AustraliaSharecast graphic / Josh White

El Banco de la Reserva de Australia (RBA, por sus siglas en inglés) ha decidido mantener este martes los tipos de interés sin cambios, tal y como se esperaba. En concreto, ha dejado la tasa de referencia en el 4,35% por quinta reunión consecutiva, argumentando que la inflación "sigue por encima del objetivo y está demostrando ser persistente".

"La inflación ha caído sustancialmente desde su máximo en 2022, ya que las tasas de interés más altas han estado trabajando para acercar la demanda y la oferta agregadas al equilibrio", defiende el RBA en una nota, pero reconoce que "el ritmo de caída se ha desacelerado según los datos más recientes, y la inflación todavía está algo por encima del punto medio del rango objetivo del 2%-3%".

Eso ha llevado al banco central a mantener, una vez más, los tipos sin cambios, teniendo en cuenta que de enero a abril el indicador mensual del IPC aumentó un 3,6% en términos generales y un 4,1% excluyendo artículos volátiles y viajes de vacaciones, "un ritmo similar al de diciembre de 2023", lo que muestra que aún queda camino por recorrer.

Sin olvidar, defiende el organismo australiano, que aunque las condiciones en el mercado laboral "se relajaron aún más durante el último mes", lo cierto es que "siguen siendo más estrictas de lo que es consistente con un pleno empleo sostenido y una inflación en el objetivo".

Asimismo, el RBA defiende que el crecimiento de los salarios "parece haber alcanzado su punto máximo, pero todavía está por encima del nivel que puede mantenerse dado el crecimiento tendencial de la productividad".

Este panorama deja una cosa clara, dice el banco central: "Las perspectivas siguen siendo muy inciertas", y además los datos más recientes "han demostrado que es poco probable que el proceso de retorno de la inflación al objetivo sea fluido". El horizonte, afirma el organismo, está lleno de incertidumbres.

Y es que aunque las previsiones que lanzó el pasado mes de mayo apuntaban a que la inflación volvería al rango objetivo de entre el 2%-3% en el segundo semestre de 2025 y al punto medio en 2026, "desde entonces ha habido indicios de que el impulso de la actividad económica es débil, incluidos un lento crecimiento del PIB, un aumento de la tasa de desempleo y un crecimiento de los salarios más lento de lo esperado".

Al mismo tiempo, explica el RBA, las revisiones del consumo y de la tasa de ahorro y la persistencia de la inflación "sugieren que persisten riesgos al alza". "La persistencia de la inflación de los precios de los servicios es una incertidumbre clave", añade en su comunicado, en el que remarca que "el crecimiento de la productividad debe recuperarse de manera sostenida si se quiere que la inflación siga disminuyendo".

También aprecia incertidumbre en torno al crecimiento del consumo. "Los ingresos reales disponibles ahora se han estabilizado y se espera que crezcan más adelante en el año, ayudados por una menor inflación y recortes de impuestos", dice, y también ha habido un "aumento de la riqueza, impulsado por los precios de la vivienda". "Se espera que estos factores respalden el crecimiento del consumo durante el próximo año", pero el banco central australiano cree que "existe el riesgo de que el consumo de los hogares se recupere más lentamente de lo esperado, lo que daría lugar a un crecimiento continuo y moderado de la producción y a un deterioro notable del mercado laboral".

LA PRIORIDAD DEL RBA

Por ello, "devolver la inflación al objetivo es la prioridad", dice el RBA, que se va a centrar en "volver a alcanzar la meta de inflación dentro de un plazo razonable". "Esto es coherente con el mandato del RBA de estabilidad de precios y pleno empleo", afirma, y remarca que en cualquier caso en el seno del banco central debe haber plena "confianza en que la inflación avanza de manera sostenible hacia el rango meta" para pensar en un recorte de los tipos de interés.

"Hasta la fecha, las expectativas de inflación a medio plazo han sido consistentes con la meta de inflación y es importante que así siga siendo", insiste el organismo. "La inflación está disminuyendo, pero lo ha hecho más lentamente de lo esperado y sigue siendo alta", destaca a renglón seguido.

Ahora el RBA espera que "pase algún tiempo aún antes de que la inflación se sitúe de manera sostenible en el rango meta", y si bien los datos recientes han sido mixtos, "han reforzado la necesidad de permanecer atentos a los riesgos al alza para la inflación".

Como dice el banco central, "la trayectoria de las tasas de interés que mejor garantice que la inflación regrese a su objetivo en un período de tiempo razonable sigue siendo incierta", y por eso no descarta "nada" en cuanto a las perspectivas de los tipos de interés. Según la nota, "la Junta se basará en los datos y en la evolución de la evaluación de riesgos" a la hora de tomar sus próximas decisiones.

Y al hacerlo "seguirá prestando mucha atención a la evolución de la economía mundial, las tendencias de la demanda interna y las perspectivas de inflación y del mercado laboral". El RBA concluye reafirmando su determinación de devolver la inflación al rango objetivo y asegura que "hará lo que sea necesario para lograr ese resultado".

"HABLA DURO, PERO NO HAY RESULTADOS"

Las valoraciones sobre la decisión del RBA no han tardado en llegar. "El tipo de efectivo se ha movido sólo una vez en el último año, con el RBA en un patrón de retención bien arraigado mientras espera que la inflación retroceda aún más", apuntan los expertos de Oxford Economics, que a pesar del "tono agresivo" que ha mostrado el banco central este mes, no esperan ver más subidas de tipos.

Y es que, afirman, "otro aumento representaría una gran desviación de su actual función de reacción". Por eso en la firma británica de análisis esperan que las tasas "se mantengan sin cambios hasta 2024", y estiman que "el primer recorte se producirá a principios de 2025".

Desde TD Securities también apuntan que la declaración del RBA ha sido "un poco más agresiva" que la del pasado mes de mayo, y por eso creen que "brinda poco apoyo a un posible recorte de tipos este año". "El banco central claramente está tratando de transitar por el camino estrecho, y ahora admite que el camino se está estrechando", señalan los expertos de la firma.

Su previsión, por tanto, sigue siendo la de un primer recorte del RBA el 25 de febrero. "Estamos más seguros de que es poco probable que la flexibilización del RBA se produzca este año", argumentan desde TD Securities, y explican que "como tal, hay más margen para que los recortes sean descontados este año y potencialmente el mercado valora más posibilidades de un aumento".

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