• El hundimiento del peso puede repetir el desastre de Turquía para el banco
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La expresidenta argentina Cristina Fernandez de Kirchner.Nicolas Villalobos/dpa - Archivo

Éramos pocos y llegó Argentina. Como si las bolsas no tuvieran suficientes motivos para el desánimo y el pesimismo con el panorama económico y político internacional, este lunes llegó otro invitado inesperado que es todo un clásico de las crisis bursátiles. La dura derrota de Mauricio Macri en las primarias frente al peronismo concede grandes posibilidades de que Cristina Fernández Kirchner vuelva al poder, lo cual ha sembrado el pánico entre los inversores y puede costar mucho dinero a nuestras empresas. Entre ellas, al BBVA, para el que todo son desgracias tras la crisis turca y en medio del escándalo Villarejo.

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Las elecciones de la noche del domingo al lunes eran irrelevantes a efectos prácticos puesto que los dos grandes partidos solo presentaban un candidato a la presidencia: Macri (liberal) y Alberto Fernández (peronista, izquierda populista), exjefe de gabinete de Kirchner y que lleva a la expresidenta como candidata a la vicepresidencia del país. Por eso, el país se las tomó como un macrosondeo para las elecciones del 27 de octubre (las de verdad), que arrojó un 47% de apoyo para Fernández y solo un 32% para Macri.

Nadie esperaba unos resultados tan contundentes, mucho más de lo que pintaban las encuestas. Lo cual explica el cambio de escenario y el pánico que sufrieron ayer los mercados argentinos ante las elevadas probabilidades del regreso del kirchnerismo: el peso se derrumbó un 33% y eso que anteriormente ya estaba en mínimos históricos frente al dólar, y el índice Merval se vino abajo un 37%, la segunda mayor caída en 70 años. El bono en dólares se hundió el 25% en precio y su tipo de interés (que se mueve a la inversa) se disparó hasta el 35%.

"Argentina iba a necesitar años para reconstruir su reputación en los mercados internacionales, debido a la profundidad de la corrupción bajo el régimen anterior. Los inversores estaban preocupados por lo que vendría después de Macri y la vuelta de los peronistas frenará la inversión y el crecimiento económico", explica John Meyer, analista del broker SP Angel. A su juicio, Alberto Fernández puede ser un líder mejor, pero no va a tener mucho apoyo internacional de la mano de Cristina Fernández de Kirchner.

Meyer añade que "el nerviosismo generado por las previsiones de la vuelta de Kirchner puede provocar un colapso del peso porque los inversores corren a la salida". Están liquidando todos los activos argentinos y prefieren vender a precios más baratos con tal de obtener liquidez, lo que explica el desplome de los bonos del país. A su juicio, el mercado tiene fresco el recuerdo de la crisis de deuda de 2001-2002 y teme que un Gobierno peronista vuelva a disparar el gasto y provoque una situación similar a la sufrida entonces.

MÁS GASOLINA BAJISTA PARA LOS MERCADOS

Como se ve, un panorama muy poco alentador para los mercados, como si no tuvieran ya suficiente este verano con la devaluación del yuan por China tras la reactivación de la guerra comercial por parte de EEUU, la tensión en Hong Kong, los malos datos económicos en Alemania, las crecientes probabilidades de un Brexit duro sin acuerdo y el follón político en España e Italia... más el escenario de tipos aún más negativos en Europa, que destroza las cuentas de los bancos.

Ahí tenemos al Ibex, el índice europeo con mayor peso del sector financiero, en claro derrumbe tras perder soportes claves y con crecientes probabilidades de irse hasta 8.300 puntos.

BBVA, EL MÁS PERJUDICADO

Precisamente, un banco es el que más puede sufrir por la situación en Argentina: el BBVA. Es cierto que hay otras empresas españolas con gran exposición a ese país, como Naturgy, Telefónica, Mapfre o el propio Santander dentro del Ibex, o Prosegur y Codere -que ayer sufrieron un duro castigo- fuera del índice.

Pero, como dice el refrán, a perro flaco todo son pulgas. El BBVA sigue metido en el mayor escándalo de su historia, el caso Villarejo; y, aunque el BCE le ha dado una tregua, va a seguir estando a diario en el foco de los medios y de los inversores. Además, ya sufrió la crisis de la lira turca en mayo y ahora el desplome del peso puede obligarle a provisionar la pérdida de valor de su banco argentino.

Carlos Torres se libró de hacerlo con Turquía en sus cuentas semestrales, pero llegará un momento en que el BCE le obligue a reflejarlo en sus cuentas, ya bastante castigadas (como las de todo el sector) por los tipos negativos. No es casualidad que ayer cayera en bolsa un duro 3,61% frente al 1,77% que se dejó el Santander, en un nuevo día negro para toda la banca española.

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