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Averiguar hacia dónde se dirigen los mercados es una preocupación constante para los inversores. Tras un 2023 estelar para la renta variable, en el que las acciones estadounidenses subieron más de un 20% de media, impulsadas en gran parte por la inteligencia artificial (IA), las bolsas cotizan con repuntes en lo que va de 2024. Los datos macroeconómicos, las previsiones pesimistas de empresas de referencia o la postura aparentemente menos flexible de la Reserva Federal (Fed) y otros bancos centrales no está ayudando a fomentar el apetito por el riesgo y, sin embargo, Morgan Stanley tiene claro que hay motivos de peso para creer en un 'rally' alcista.

Andrew Slimmon, jefe del equipo de asesores de renta variable de la firma neoyorquina, recomienda a los inversores "reflexionar" sobre "lo que ocurrió el año pasado" al considerar las perspectivas para la renta variable de ahora a diciembre de 2024. Y es que, aquellos inversores con una "perspectiva positiva" en los anteriores 12 meses "nunca se vieron realmente desafiados", ya que la renta variable nunca llegó a pisar el freno, a pesar de que algunas señales parecieran indicar lo contrario.

Con todo, este experto advierte que este año "no será tan fácil" como el anterior y los inversores "deben esperar más volatilidad y momentos en los que la visión alcista general" estará en serio peligro. Dicho esto, agrega, hay al menos cinco razones de peso para apoyar por qué 2024 podría ser otro buen año para los inversores en renta variable.

ELECCIONES EN ESTADOS UNIDOS

Quizás el evento agendado más importante de este 2024 sean las elecciones presidenciales de Estados Unidos. A falta de que se completen las primarias del Partido Republicano y del Partido Demócrata, todo apunta a que se repetirá la contienda electoral de 2020 entre el actual presidente Joe Biden y un Donald Trump que aspira a recuperar la Casa Blanca. El contexto es muy diferente al de entonces, con un Biden cada vez más cuestionado dentro y fuera de su país y un Trump que parece intocable, a pesar de sus numerosos problemas judiciales.

El sentido común dictaría que la incertidumbre podría ser negativa para las bolsas, pero la historia cuenta un cuento distinto: desde 1944, cada vez que un presidente de EEUU se presenta a la reelección, las acciones registran ganancias. "No ha importado si el presidente en ejercicio ganaba o no, sólo que había un presidente en ejercicio en la papeleta", subraya Slimmon.

"La rentabilidad media anual de la renta variable estadounidense en esos años es del 16%, lo que abarca cada uno de los últimos 13 casos en los que un presidente se presentó a la reelección. Esto tiene sentido, porque los presidentes pueden impulsar la economía, al menos a corto plazo", explica el experto de Morgan Stanley. En este sentido, Biden "ciertamente" lo ha hecho, con el gasto de la Ley de Inversión en Infraestructuras y Empleo, la Ley CHIPS y la Ley de Reducción de la Inflación. Como resultado, explica Slimmon, la economía "puede mantenerse más fuerte de lo que muchos esperan".

LA FED Y LA INFLACIÓN

Asimismo, el estratega de la firma neoyorquina señala que, a pesar de que todavía no se sabe cuándo realizará la Fed el esperado pivote de la política monetaria, sería extraño que no recortase los tipos de interés este año. Los datos de la herramienta FedWatch de CME muestran que el consenso ha ido cambiando de opinión conforme han pasado las semanas y en estos momentos da una mayor probabilidad a una primera bajada de tipos en junio, sacando de la mesa cualquier posible reducción en marzo o en mayo.

Este mes de febrero, el presidente Jerome Powell templó el ánimo de los mercados al asegurar que la Fed seguía pensando en bajar los tipos de interés, solo que no tan pronto como algunos esperaban. "Solo queremos algo más de confianza antes de dar ese paso tan importante de empezar a recortar los tipos de interés", subrayó en una entrevista concedida a 'CBS'.

"Con una economía así de fuerte, sentimos que podemos abordar la cuestión de cuándo comenzar a reducir las tasas de interés con cuidado. Solo queremos ver más pruebas de que la inflación está bajando de manera sostenible al 2%", apuntó Powell, al tiempo que reconocía que el trabajo aún "no está hecho", aunque la confianza del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) "está aumentando" poco a poco.

Con todo, en las siguientes semanas algunos miembros del banco central, como Austan Goolsbee, presidente de la Fed de Chicago, o Neel Kashkari, su homólogo de la Fed de Minnesota, se mostraron algo más flexibles que su superior. "No soy partidario de esperar hasta que la inflación haya alcanzado el 2% para empezar a recortar las tasas", reconoció Goolsbee en un foro en Nueva York.

"Entender el impacto de las bajadas de tipos en los mercados de renta variable es complicado. Por un lado, el intervalo entre el final de una serie de subidas de tipos de la Reserva Federal de EEUU y el comienzo de los primeros recortes suele ser un buen momento para la renta variable", explica Slimmon, quien destaca que las ganancias en el mercado desde la última subida de la Fed en julio de 2023 son "casi iguales" a la rentabilidad media de las acciones históricamente en ese período.

Este experto recuerda que la Fed "no subió los tipos para frenar un ciclo económico", sino para "luchar contra la inflación". Por tanto, Morgan Stanley cree que "cuando recorte los tipos, estará declarando la victoria; no estará relajando porque esté asustada por la economía".

"Esa es la realidad, y sin embargo los pesimistas pueden ver los recortes de tipos como una señal de problemas en la economía, lo que provocaría un retroceso de las acciones. En este entorno, puede que haga falta más fortaleza para mantenerse alcista y seguir invertido, pero es probable que ese siga siendo el camino correcto", agrega.

En este sentido, Slimmon cree que las buenas noticias sobre la inflación permitirán que el banco central pueda "seguir sonando menos agresivo", lo que seguramente sirva de ayuda para el ánimo de los inversores. "Dado que la inflación ha sido alta hasta finales de la primavera de 2023, las cifras de inflación deberían seguir siendo buenas durante un tiempo, al menos en comparación con la situación actual. Más adelante en el año, sin duda, las cifras de inflación pueden parecer menos buenas en comparación con el año anterior, y eso podría ser negativo para las acciones", afirma este experto.

MÁS FLUJOS EN UN MERCADO MÁS AMPLIO

Por otro lado, Slimmon señala que hay una tendencia histórica que se está acelerando. Y es que, después de que un mercado bajista toca fondo, como le ocurrió a la bolsa estadounidense en octubre de 2022, pasa "aproximadamente un año de ventas" antes de que los inversores minoristas "se den cuenta de que en realidad deberían estar comprando".

"Justo entonces, en noviembre de 2023, los flujos a largo plazo hacia los fondos de inversión y los fondos cotizados (ETF, por sus siglas en inglés) se tornaron positivos. A juzgar por las pautas de los inversores en el pasado, es probable que este cambio persista. Los inversores están saliendo de los fondos del mercado monetario hacia activos de mayor riesgo, y parte de ese dinero está encontrando su camino hacia la renta variable", destaca este estratega.

Asimismo, este experto señala que la amplitud del mercado (es decir, la dirección general en la que se mueven las acciones) se ha vuelto positiva a finales del cuarto trimestre del año pasado, ya que el 90% de las acciones del índice S&P 1500 se movieron por encima de su media móvil de 50 días. Esto "demuestra es que cuando los inversores pasaron de vender a comprar, buscaban acciones de empresas que aún no hubieran subido mucho".

"Cuando recibimos esta señal de amplitud positiva del mercado, el índice S&P 500 suele obtener buenos resultados en los tres, seis y doce meses siguientes. Es más, el S&P 500 ponderado por igual ha obtenido por lo general resultados aún mejores durante un impulso generalizado del mercado de este tipo, y eso puede ser una señal de que los gestores activos probablemente obtengan mejores resultados", afirma.

En este contexto, Slimmon recomienda invertir en 'value' por varios motivos. En primer lugar, porque, "por definición, son siempre más baratos que los de crecimiento". En segundo lugar, porque suelen funcionar "muy bien" al salir de recesiones, ya que los inversores "empiezan a revalorizar la recuperación económica".

Lo interesante, explica, es que la recuperación de estos valores tras la pandemia de Covid-19 fue "muy moderada". Esto, explica, podría deberse a que, en 2023, muchos inversores esperaban un "aterrizaje forzoso" en forma de recesión, lo que, hasta ahora, ha demostrado ser "inexacto". "Además, tanto gasto fiscal en 2024 procedente de la Ley de Inversión en Infraestructuras y Empleo, la Ley CHIPS y la Ley de Reducción de la Inflación también puede proporcionar un impulso económico a estos sectores de valor de orientación cíclica, en particular el financiero y el industrial", agrega Slimmon.

No obstante, este experto la recuperación de 2023 comenzó a resucitar a los valores de crecimiento tras el colapso del 'growth' en 2022. Por lo tanto, considera los inversores que añadan acciones 'value' a sus carteras no deberían hacerlo a expensas de los valores de crecimiento, donde hay muchos valores de consumo discrecional y tecnológicos.

Además, Slimmon cree que los inversores podrían considerar una menor exposición a los sectores defensivos, como productos básicos de consumo o la asistencia sanitaria y servicios públicos, ya que podrían volver a registrar malos resultados este año.

En lo que respecta a las acciones estadounidenses frente a las internacionales, Slimmon opina que "uno de los mayores errores" que han cometido los inversores en los últimos años ha sido asignar más dinero de la cuenta a otras partes del mundo porque esas otras regiones parecían más baratas. "Las valoraciones de las acciones, al igual que la relación precio/beneficios, se basan en las estimaciones de beneficios. Las revisiones de beneficios más positivas han procedido de EEUU, en particular de los valores del tecnológico Nasdaq, mientras que algunas de las peores revisiones de beneficios han procedido de otras partes del mundo", subraya.

En esencia, afirma Slimmon, EEUU "no ha estado tan caro como se percibía" y el resto del mundo "no ha estado tan barato" como se pensaba, algo que puede que vuelva a ocurrir en 2024. "Por lo tanto, una estrategia que incluya acciones estadounidenses e internacionales puede seguir superando a otra que excluya la renta variable estadounidense, aunque los mercados no estadounidenses parezcan más baratos", concluye este analista.

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