MADRID, 8 (EUROPA PRESS)

El condenado como autor de los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid Jamal Zougam ha declarado este jueves ante el titular del Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, que su relación con el presunto cabecilla del 'frente de cárceles' yihadista se limita a una carta que le escribió para interesarse por el nombre de su abogado y poder así contratarle. Niega así que tuviera vinculación alguna con esta red.

Zougam ha prestado declaración por videconferencia desde la cárcel donde está cumpliendo su condena a 42.922 años como autor de los 191 asesinatos del 11-M, como han hecho otros cuatro investigados por su posible implicación en esta red de relaciones por vía epistolar entre 28 reclusos de 17 prisiones de todo el país que la Guardia Civil desmanteló el pasado 1 de octubre.

Fuentes jurídicas han indicado a Europa Press que durante el interrogatorio, Zougam se ha desvinculado de trama alguna y ha alegado que el intercambio de cartas que mantuvo con el presunto cabecilla, el condenado por pertenencia a célula terrorista Mohammed Achraf, obedecía al interés que tenía en contratar a su abogado.

Achraf iba a salir en libertad a mediados de octubre tras cumplir íntegra su condena, pero el juez ha dictado prisión provisional sobre él como presunto líder de esta red, de modo que sigue en la cárcel, igual que los otros 27 supuestos implicados en el 'frente de cárceles', aunque sobre ellos no pesan medidas cautelares porque aún tienen años de condena por cumplir.

La instrucción analiza el grado de implicación de todas estas personas en los requerimientos de Achraf y sus tres principales acólitos, Karim Abdeselam Mohamed, Mohamed el Gharbi y Abdelghani Zarrouri, que integrarían según los investigadores la 'cúpula' de esta incipiente organización.

En este sentido, las fuentes jurídicas consultadas explican que si bien todos los citados lo son por haber recibido cartas de este presunto cabecilla --a veces incluso el mismo texto, pues en teoría, Achraf lo copiaba en varias misivas para enviarlas a la vez--, no todos le respondieron o se pusieron en contacto con él.

De acuerdo a las fuentes consultadas, las misivas, igual que notas incautadas en los registros de las celdas, no contenían llamamientos expresos a la violencia o la yihad, sino mensajes que animaban a "seguir en la lucha" para que no decayese el ánimo de los condenados, en un afán por unir fuerzas entre ellos. No obstante, estaban ilustradas con un sello pintado a mano que reproducía, con leves modificaciones, la bandera del DAESH.

Estas fuentes explican que si bien la red no parece haber supuesto a priori un peligro inminente para el sistema penitenciario ni su personal, es plausible que Achraf tuviese la intención de unir fuerzas con otros condenados relacionados con el yihadismo con objetivo de constituir una célula a medida que estas personas fueran siendo excarceladas.

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