Reconoce que contó el asesinato a sus amigos y "se convirtió en una broma macabra" porque "una verdad tan gorda era difícil de creer"
VITORIA, 13 (EUROPA PRESS)
El acusado de asesinar a Margarita, una mujer de 60 años que apareció descuartizada en junio del año 2016 en el río Zadorra (Vitoria), ha reconocido este miércoles que la mató porque durante una discusión en su casa le "sacó de quicio" y decidió deshacerse del cadáver con una maleta de viaje, para lo que la descuartizó, cortando en primer lugar la cabeza "para no pensar que estaba cortando a una persona".
La Audiencia Provincial de Álava celebra el juicio contra el presunto asesino de Margarita, para el que la Fiscalía reclama una condena de 20 años de cárcel por un delito de asesinato con alevosía. El acusado, un hombre que en el momento de los hechos tenía 43 años, se enfrenta, además, a la petición de una indemnización de 100.000 euros para cada uno de los dos hijos de la mujer asesinada.
El presunto asesino tiene diagnosticado un trastorno de personalidad y de dependencia al alcohol y el cannabis. No obstante, la Fiscalía considera que "en relación a los hechos" objeto de juicio, "poseía unas facultades intelectivas y volitivas conservadas en grado suficiente para entender y querer sus actos, sin pérdida de noción de la realidad".
El acusado ha declarado este miércoles y, a preguntas de la Fiscalía y de su abogada, ha detallado los hechos de forma calmada y aséptica. Según su relato, el crimen se produjo el 15 de junio de 2016, cuando el acusado y Margarita, una mujer de 60 años con la que el presunto asesino mantenía una relación de amistad, iniciaron una discusión en una vivienda del Casco Viejo de Vitoria, en la que residía el hombre.
Según ha explicado, durante la discusión ella le "sacó de quicio", cogió una maza y la golpeó dos veces, la primera de ellas en la cabeza y la segunda en el brazo con el que la víctima intentó protegerse. "No era consciente de que tenía una maza en la mano. La cojo cuando estamos discutiendo pero yo pensaba que la estaba golpeando con mi brazo, nada más", ha indicado.
Tras la agresión, ha explicado que llevó a Margarita al baño donde ella se aseó y, al salir, el acusado asegura que la víctima le dijo que no se preocupara por la agresión porque iba a decir que se había caído por un barranco. Asimismo, ha asegurado que ella "no dijo que se quería marchar" porque "no tenía donde dormir por las peleas que tenía con su pareja".
Sin embargo, ha explicado que cuando la víctima fue a la habitación donde se solía quedar a dormir, la oyó decir que "no iba a volver a ver a su perro ni a su novia". En ese momento, según su relato, golpeó a Margarita en las piernas con la misma maza con la que la agredió en un primer momento y que, según ha reconocido, no soltó en todo el tiempo. "Estaba tumbada y le dije: tu no vas a volver a andar", ha explicado.
Según ha añadido, en esta segunda agresión --con una duración de aproximadamente 10 minutos--, Margarita no se defendía como en la primera y no se incorporó, aunque le ató los pies con una guía de fontanero, un cable largo rígido. "No sabía si estaba muerta o no y si podría levantarse por sorpresa", ha declarado.
Por ello, ha señalado que continuó golpeándole en el tórax y en la cabeza. Uno de los golpes, según cree, fue el "definitivo" porque "comenzó a sangrar y a echar espuma por la boca". Cuando se dio cuenta de que estaba muerta, durante dos días decidió pensar qué hacer para deshacerse del cuerpo, y ha explicado que utilizó una maleta de viaje que tenía en la vivienda porque carecía de carné de conducir.
El acusado ha detallado que el día del asesinato había tomado entre 12 y 15 cervezas, cannabis, así como dos pastillas de trankimazin para "colocarse". Además, ha explicado que todas las mañanas tomaba la medicación que tiene recetada para el trastorno de personalidad que tiene diagnosticado.
El acusado ha detallado que descuartizó a Margarita durante dos días en la habitación en la que la había matado y que, en ese periodo intentó hacer "vida normal". Según ha explicado, en primer lugar le sesgó la cabeza "para no pensar que estaba cortando a una persona" para lo que, inicialmente, utilizó una sierra de metal que luego cambió por un serrucho, herramientas que tenía en la casa.
Posteriormente, arrojó al río el cuerpo desmembrado envuelto en bolsas que trasladó a pie en una maleta y una mochila, así como las herramientas que utilizó para descuartizarla. La ropa de la víctima la tiró a la basura y el bolso se lo regaló a una prostituta. La vivienda la limpió con una fregona y usó amoniaco para limpiar las salpicaduras de las paredes.
"UNA BROMA MACABRA"
Tras comparar su domicilio con el 'gaztetxe' por el "constante ir y venir de gente", ha explicado que, antes de deshacerse del cuerpo, unos amigos acudieron a ver un partido de fútbol a su domicilio y utilizó ambientador para eliminar el olor de cadáver. Además, cuando sus amigos le preguntaron por el origen del mal olor, les dijo "bromeando" que tenía un cadáver en casa.
En este sentido, ha explicado que el asesinato "se convirtió en una especie de broma macabra" con sus amigos y que al contar lo que había hecho, nadie le creyó. "Contaba una verdad tan gorda que era difícil que lo creyesen", ha indicado.
El acusado ha explicado que el día que fue detenido fue a visitar a su novia y le preguntó por qué estaba tan cansado y él le contestó que era por "echar unas piernas al río". "Cuando me fui de su casa le pregunté que si me dejaría si eso fuera verdad y ella puso un gesto serio. Fue salir de su casa y no tardó ni cinco minutos en llamar a la Ertzaintza. Me sonó el móvil", ha indicado.
La Policía autonómica le pidió que acudiera a su domicilio porque habían intentado robar y él tardó casi una hora en acudir, porque paró en varios bares. Por el camino volvió a llamar a su novia y a sus amigos a los que pidió que fueran a su casa para saber si había patrullas. Al llegar, explicó que reconoció a los agentes que había matado a una mujer y que la había tirado al río Zadorra.