• El jefe de la junta militar ha decretado un año de luto
Bhumibol tailandia

El rey de Tailandia, Bhumibol Adulyadej, ha fallecido hoy a los 88 años, según ha informado la propia casa real tailandesa. El monarca era el más longevo del mundo al llevar 70 años en el trono. El jefe de la junta militar ha decretado un año de luto.

La salud del soberano era inestable durante los últimos días, y no ha logrado superar una infección en la sangre, según informa El País. La muerte provoca incertidumbre en Tailandia, ya que su heredero natural, su único hijo varón Vajiralongkorn, de 64 años, no goza del mismo prestigio que el padre.

Bhumibol se convirtió en el rey Rama IX en 1946. Ahora Tailandia es un país muy diferente, más moderno y la segunda mayor economía del sudeste asiático, aunque con un crecimiento estancado durante los últimos años. "El equipo de médicos hizo todo lo posible pero su estado de salud se deterioró", informaba un comunicado emitido por la la propia casa real tailandesa.

La última aparición pública del monarca fue el pasado 11 de enero, cuando realizó durante algunas horas una visita al palacio real de Chitralada. Bhumibol era para la población tailandesa un ser casi divino que, por su longeva edad, se había convertido para la gran mayoría de los ciudadanos en el único regente que había conocido en vida.

UN REINADO MUY COMPLEJO

La primera prueba de autoridad y habilidad política de Bhumibol Adulyadej la ofreció en 1973, cuando reaccionó ante la matanza de estudiantes que se manifestaban contra el gobierno militar.

La intervención real acabó con la violencia en las calles y el entonces primer ministro, el general Thanon Kittikachorn, se exilió y dejó paso a un periodo democrático que no duró mucho. Un golpe militar amparado por el rey acabó con el experimento democrático en 1976, en un momento en el que el comunismo se asentaba en Vietnam, Camboya y Laos.

El papel que desempeñó el soberano en 1992 ha quedado en la historia oficial tailandesa como la ejemplificación de su reinado, al mediar entre general golpista Suchinda Krapayoon y el movimiento democrático y acabar con la sangrienta represión y abrir el cauce a la celebración de elecciones.

Otro momento destacable se presentó en 1997, durante la crisis financiera asiática, cuando respaldó la embrionaria democracia y se pronunció en público en contra de otro golpe militar.

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