• Las alarmas no funcionaron tras la explosión y se apagó todo
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Se cumple un año del atentado en la embajada española de Afganistán que costó la vida a dos policías españoles. Las familias comprueban con impotencia los errores burocráticos que, tal vez, de no cometerse, podían haber ayudado a evitar la tragedia.

El suplemento 'Crónica' de El Mundo ha publicado las declaraciones ante la fiscalía de varios policías y de la mano derecha del embajador. En total siete testimonios de los que sobrevivieron al atentado, que confirman que la embajada no estaba preparada para sufrir semejante ataque.

La audiencia Nacional investiga al embajador Emilio Pérez de Ágreda y a su segundo, Oriol Solá, por homicidio imprudente en este ataque que costó la vida a dos policías

En primer lugar, las alarmas no funcionaron tras la explosión y se apagó todo. "Cada cuatro meses pasa un subinspector encargado de la seguridad de la embajada y el último, que era del TEDAX, dijo que el material no servía para nada, que no detectaba lo que tenía que detectar", explica un funcionario de la Policía.

Oriol Solá, segundo de la delegación, conocía varios informes que denunciaban las deficiencias de seguridad e incluso los remitió a Exteriores. "Lo comunicamos varias veces. Ésta era una situación que el ministerio en Madrid conocía perfectamente; de la ubicación, las necesidades y las debilidades que presentaba. Estas comunicaciones están por escrito en correos electrónicos y mediante telegramas".

Por si fuera poco, en las horas previas al atentado, Francia envió un mensaje alertando del peligro a varias embajadas, entre las que se encontraba la española. Sin embargo, ese correo se quedó sin leer en el ordenador de Solá. Ese día no era laborable en Afganistán y Solá no tenía el móvil configurado para recibir los correos electrónicos, recoge La Sexta.

Asimismo, los testimonios relatan el gran conocimiento que tenían los terroristas talibanes del complejo diplomático. "Esta gente se movía con una facilidad tremenda por el edificio, sabía perfectamente dónde estaba. Uno no entra en un edificio a oscuras y se mueve con tanta soltura si no sabe dónde está todo al milímetro", recuerda uno de los policías.

A sabiendas de estas declaraciones, la audiencia Nacional investiga al embajador Emilio Pérez de Ágreda y a su segundo, Oriol Solá, por homicidio imprudente en este ataque que costó la vida a dos policías.

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