La economía británica lucha por mantenerse a flote a la espera de que el próximo 23 de julio se conozca quién es el sucesor de Theresa May en el Partido Conservador británico y heredero también de la jefatura de Gobierno de Reino Unido. La incertidumbre por el Brexit está afectando a la confianza, haciendo que muchas empresas pospongan o cancelen proyectos e inversión. Incluso los hogares están recortando sus gastos.
El ex alcalde de Londres, Boris Johnson, es el favorito en las encuestas y cuenta con el respaldo del 74% de los afiliados conservadores, frente al 26% de su principal adversario, según un sondeo publicado la semana pasada por el diario “The Times”.
El ex alcalde se muestra intransigente al asegurar que el 31 de octubre saldrán de la Unión Europea con o sin acuerdo, y apuesta por un 'divorcio' duro. “Es absolutamente vital que salgamos en esa fecha. De otro modo, minaríamos la confianza no solo en el Partido Conservador y en el Laborista, sino en la política en general”, dijo Johnson.
Su rival en las primarias "tories" es el laborista Jeremy Hunt que se muestra favorable a continuar negociando con la Unión Europea una salida ordenada. El ministro de Exteriores advirtió a su rival de que el Parlamento puede intentar bloquear un Brexit duro y le retó a comprometerse a dimitir en caso de que no logre ejecutar la ruptura en el plazo que se ha marcado, algo que Johnson evitó contestar.
“Ser primer ministro consiste en decirle a la gente lo que debe oír, no solo lo que quiere oír”, le dijo Hunt a Johnson, que por su parte defendió la necesidad de transmitir “optimismo” a los británicos en un momento de incertidumbre para el país.
En caso de que logren modificar los términos del acuerdo de salida al que llegó May, que ha sido tumbado en tres ocasiones en la Cámara de los Comunes, tanto Johnson como Hunt contemplan la posibilidad de abandonar la UE de manera no negociada, si bien el segundo no forzaría ese escenario tan pronto como el 31 de octubre.
APUESTAS DE LAS GESTORAS
Desde Schroders, una de las principales gestoras británicas, advierten de que tanto si Reino Unido disfruta de un Brexit con acuerdo como si no, la acumulación de existencias tendrá que reducirse, lo que se traduce en una mayor debilidad en el crecimiento económico.
La gestora ve claro que el próximo Primer Ministro llevará a cabo una política fiscal menos dura después de años de austeridad. El gasto público en proporción al PIB se encuentra en su nivel más bajo desde 2003-2004, mientras que los ingresos fiscales se sitúan en su nivel más alto desde 1985-1986. "Es probable que se produzcan recortes fiscales y un cierto aumento del gasto", advirtieron.
"Pensamos que el Banco de Inglaterra se mantendrá en modo espera este ejercicio y el año que viene llevará a cabo una subida de tipos suponiendo que haya un Brexit ordenado".
Por su parte, desde la gestora Janus Henderson, destacan que Reino Unido ha llevado a cabo dos cambios de posicionamiento importantes. En primer lugar, "hemos adoptado una posición larga en empresas orientadas al crecimiento interno en Reino Unido, frente a la posición neta corta que teníamos articulada anteriormente". Mientras que el otro avance británico ha sido reducir la antigua exposición larga a EEUU, por una pequeña posición en corto.
Para Luke Newman, gestor de cartera del Grupo Henderson, "los valores británicos centrados en el ámbito doméstico ofrecen oportunidades, a la luz de la combinación de unas valoraciones extremas, una escasa confianza inversora y una menor probabilidad de que se materialicen los escenarios más extremos en torno al Brexit".
TIPOS DE INTERÉS 2020
El Banco de Inglaterra (BofE, por sus siglas en inglés) ha reiterado que podría reducir las tasas de interés, o elevarlas, después del Brexit, dependiendo de cómo se desarrolle. Esto se debe a que el banco podría, en teoría, reducir los costos de los préstamos para ayudar a la economía, o aumentarlos para proteger la libra y combatir la inflación.
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El BoE asegura que los bancos británicos pueden con un Brexit duroTodo depende de si el Brexit afecta a la demanda (empresas perjudicadas) o a la oferta (en el que los consumidores y las empresas luchan por los recursos escasos que ingresan al Reino Unido).
El Banco de Inglaterra ha mantenido los tipos de interés sin cambios en el 0,75% en su penúltima reunión antes de que se ejecute el Artículo 50 del Tratado de Lisboa, por el que se producirá el Brexit.
La entidad dirigida por Mark Carney ha tomado esta decisión por unanimidad y, además, ha recortado drásticamente el crecimiento del país a las puertas del divorcio con la Unión Europea.
En las actas de la reunión del Comité de Política Monetaria del supervisor monetario, se ha destacado que en 2019 el país afronta el ritmo de crecimiento más débil en 10 años. El recorte del PIB ha sido de cinco décimas y se prevé que crezca un 1,2% este año, respecto al 1,7% anterior.
Según el banco central, "la ralentización refleja un descenso de la actividad en el exterior y los enormes efectos de las incertidumbres del Brexit en la economía doméstica", cuya rebaja de cara a 2020 ha sido de dos décimas: hasta el 1,5% desde el 1,7% anterior.