- La cita de este domingo en las urnas confirmará si Fillon revalida su ventaja o si Juppé sorprende y se impone
- El elegido tendrá muchas papeletas para terminar enfrentándose en segunda vuelta de las presidenciales francesas de 2017 a Marine Le Pen
En Francia se decide este sábado quién será el candidato de centro derecha que se postulará como rival de Marine Le Pen en las elecciones del próximo año. François Fillon y Alan Juppé disputan su batalla definitiva. Uno de ellos se convertirá en aspirante con posibilidades de hacerse con la Presidencia.
La primera ronda de las primarias celebrada hace una semana colocó a Fillón al frente de la carrera, tras lograr un 44,1% de los votos, frente al 28,6% de Juppé y al 20,7% del expresidente Nicolas Sarcozy, que quedó fuera de la disputa por el Elíseo.
La cita de este domingo en las urnas confirmará si Fillon revalida su ventaja o si Juppé sorprende y se impone, pese a que los sondeos le atribuyen solo el 39% de las intenciones de voto.
François Fillon y Alan Juppé disputan su batalla definitiva en las urnas, tras eliminar a Sarkozy de la carrera hacia el Elíseo la semana pasada
Lo cierto es que el elegido sabe que tendrá muchas papeletas para terminar enfrentándose en segunda vuelta de las presidenciales francesas de 2017 a la líder del Frente Nacional, Marine Le Pen. Y es que las encuestas ya hace tiempo que dan por hecho que la ultraconservadora política pasará a la final del próximo 7 de mayo.
Precisamente, en el último debate que mantuvieron Fillon y Juppé en televisión destacaron la importancia de que, pase lo que pase, su partido político debe permanecer unido para evitar que Lea Pen sea presidenta.
Una de las incógnitas de esta jornadas reside en la movilización que pueda haber por parte de los electores de izquierda o de ultraderecha que decidan pasar por ese trámite. El diario Le Figaro recordó que el pasado domingo votaron unos 600 mil simpatizantes de izquierdas, 15% del total de votantes, y otros 300 mil seguidores del Frente Nacional (FN), pero la ausencia de Sarkozy en esta segunda ocasión podría reducir la concurrencia de militantes no conservadores.