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India y Pakistán están tensando la cuerda y puede que al final acabe por romperse. Los bombardeos en la frontera de Cachemira se han intensificado en el último mes, aunque el pico de tensión se ha alcanzado este miércoles, y la crisis entre ambos países, que arrastran sus problemas desde hace décadas, amenaza ya con acabar en una nueva guerra.

Esta semana ambos países han anunciado sendos ataques contra su adversario, lo que ha desatado los temores ante el posible estallido de una guerra en el sur del continente asiático. El primero en hacerlo fue India, que el martes aseguró que su fuerza aérea había atacado lo que, según dijo, era un campamento de entrenamiento dirigido por un grupo insurgente islamista paquistaní, algo que negó Islamabad. Con ello, recoge Reuters, respondía al atentado suicida con coche bomba que tuvo lugar hace casi dos semanas en Cachemira, que supuestamente fue perpetrado por un miembro de ese grupo y en el que murieron 40 policías paramilitares indios.

Pakistán no se ha quedado de brazos cruzados, y este miércoles ha asegurado haber derribado a dos cazas indios dentro de su espacio aéreo y detenido a los pilotos. Según el portavoz del Ejército paquistaní, el general mayor Asif Ghafoor, una de las aeronaves ha caído dentro de la Cachemira paquistaní y el otro en la zona india de esa región, que ambos países se disputan desde 1947 y por la que han luchado dos guerras, que se han intercalado con varios conflictos menores. Según parece, Pakistán ha derribado los cazas después de que estos violasen el espacio aéreo paquistaní tras los bombardeos llevados a cabo por Islamabad en territorio indio, una acción que Ghafoor ha justificado "porque no tenía más opciones" tras lo sucedido el martes.

Pakistán está mucho más expuesto a las consecuencias financieras y económicas de un posible conflicto que la India

En los últimos meses ha habido frecuentes intercambios de fuego a lo largo de la frontera, pero lo ocurrido esta semana ha marcado un importante punto de inflexión. Y es que la escalada de tensión puede ser incontrolable pese a los esfuerzos de EEUU, Rusia y China, que se han apresurado a pedir calma a ambas partes para evitar que el conflicto llegue a mayores. El problema, recuerda Bloomberg, es que los factores políticos internos hacen que no sea fácil para ninguna de las partes dar un paso atrás. El primer ministro de la India, Narendra Modi, se enfrenta a las elecciones generales dentro de unas semanas, mientras que su homólogo paquistaní, Imran Khan, debe hacer frente a un ejército que intenta afirmar su dominio precisamente ahora que el país está en el ojo de una tormenta financiera y económica.

De hecho, ninguno de los dos países puede permitirse un conflicto en toda regla, pero a la vez ninguno de los dos puede permitirse el lujo de parecer débil, y eso es lo que está provocando que las tensiones aumenten cada vez más. Aunque desde Pakistán han tendido la mano. Khan ha pedido que ambas partes inicien conversaciones para resolver la situación, porque "debe permanecer el sentido común". Muchos ven en estas palabras el reflejo de la situación del país, mucho más expuesto a las consecuencias financieras y económicas de un posible conflicto que India.

Para muestra, un botón. El índice bursátil de referencia de Pakistán ha caído un 3,8% en Karachi, mientras que el índice S&P BSE Sensex de la India solo ha bajado un 0,2% en Mumbai este miércoles, en medio de las tensiones. Nueva Delhi e Islamabad aseguran públicamente que no quieren que la situación se agrave, pero lo cierto es que la política interna sugiere que tanto India como Pakistán seguirán peleando a pesar de todo. Las escaramuzas entre ambas partes no son infrecuentes, especialmente en la región de Cachemira (norte), pero la importancia geopolítica de los actores está cambiando a pasos agigantados. Pakistán es el principal conducto hacia Afganistán y disfruta de buenas relaciones con China, mientras que India está alineada con Estados Unidos y busca convertirse en una potencia global.

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