A poco más de dos meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y con Donald Trump y Joe Biden como candidatos confirmados por Republicanos y Demócratas, los dos cabezas de cartel van desgranando cuáles son sus prioridades en unos programas electorales marcados por la epidemia de coronavirus y la gestión económica.
Y en este contexto, el tema energético ocupa un papel destacado. De hecho, el presidente Trump, en el discurso de aceptación de su candidatura a la reelección, recalcó que entre sus objetivos está mantener a Estados Unidos como un país energéticamente independiente. En cambio, Joe Biden apuesta por hacer despegar las energías renovables y no perder el tren respecto a otras potencias económicas donde la inversión 'verde' es ya una realidad.
INDEPENDENCIA DE TRUMP
"Expandiremos el desarrollo energético y continuaremos siendo el número uno del mundo, asegurando que Estados Unidos es energéticamente independiente", afirmó Trump en el discurso que cerraba la convención conservadora. Una intervención en la que también apuntó como logro personal el bajo coste de la gasolina.
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Joe Biden, confirmado por los demócratas como su candidato a la Presidencia de EEUUEs cierto que, en los últimos años y gracias al impulso de tecnologías como el 'fracking', Estados Unidos es más autosuficiente que nunca en materia energética. Sin embargo, casi la mitad de su consumo de crudo aún procede del exterior. En concreto, más de 9 millones de barriles diarios. De ellos, cerca del 50% procede de Canadá y el 18% de los países que integran la OPEP, según figura en las estadísticas de la U.S. Energy Information Administration (EIA).
Si renueva su mandato, Trump seguirá así la misma línea energética marcada desde su llegada a la Casa Blanca hace casi cuatro años. Ejercicios en los que ha ampliado la capacidad de perforación en el Golfo de México y ha dado marcha atrás en la política de la anterior Administración Obama, por ejemplo, con la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París.
MEGAINVERSIÓN VERDE DE BIDEN
En cambio, Biden quiere volver a la línea seguida por la Administración de la que fue vicepresidente. En su programa, el candidato demócrata asegura que tiene previsto realizar una inversión federal de 1.700 millones de dólares durante los próximos diez años, que, sumando las inversiones adicionales (estatales y locales y del sector privado), alcanzarán los 5.000 millones de dólares.
"El Plan Biden se pagará revirtiendo los excesos de los recortes de impuestos de Trump para las empresas; reduciendo los incentivos para los paraísos fiscales, la evasión y la subcontratación; garantizando que las empresas paguen su parte justa; cerrando otras lagunas en nuestro código fiscal que recompensan la riqueza, no el trabajo; y poniendo fin a los subsidios a los combustibles fósiles", resume Biden en su programa.