• Excluye a Leonardo y pone en cuarentena a la petrolera Eni y su filial Saipem
  • En España, Endesa está en su punto de mira por sus emisiones de CO2
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Yngev Slyngstad, jefe de inversiones del NBIM.Archivo

Los ‘contamimalos’ tienen los días contados para el mayor inversor público de Europa. Norges Bank, el banco central nórdico y gestor del fondo soberano del país NBIM, acaba de publicar su tercera lista de empresas excluidas de su universo de inversión por casos de corrupción, contaminación medioambiental o comportamientos poco éticos. El superfondo escandinavo -el mayor del mundo de su clase con 850.000 millones de euros en activos financieros- reabre un melón cada vez más habitual en la industria de la inversión colectiva: ¿se debe invertir en una empresa o país salpicado por los casos de corrupción o que contamine?

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El comité de dirección del Norges Bank ha decidido poner bajo observación a la petrolera asiática PetroChina y la italiana Leonardo, el grupo industrial y aeronáutico que anteriormente se denominaba Finmeccanica, “sobre la base de un riesgo inaceptable de que estas empresas contribuyan o sean responsables de la corrupción grave”, aunque destaca a su favor que estas corporaciones han tomado medidas para solucionarlo.

CORRUPCIÓN, CONTAMINACIÓN, ARMAS...

Noruega también ha puesto en su punto de mira a la petrolera semiestatal Eni y a su filial Saipem por riesgo de corrupción grave y al conglomerado indio Bharat Heavy Electricals por riesgo de daño ambiental severo en sus actividades. En total, el Norges Bank ha excluido hasta ahora a 69 empresas de su lista de inversiones, y ha puesto a 13 empresas en observación basadas en el criterio de uso de carbón en su producción y emisiones de CO2.

Otras cuatro compañías (Textron, Hanwha, General Dynamics y Poongsan) han sido puestas en cuarentena por fabricar armas de racimo, mientras que otras 12 empresas más por la producción de armas nucleares. Entre ellas, varios grupos bien conocidos para los inversores occidentales como son Airbus, Safran, Northrop Grumman, Honeywell, Boeing, Lockheed Martin, Aerojet y Orbital, entre otras. Otras 20 empresas están tachadas de la lista de Noruega porque producen tabaco o cigarrillos, entre ellas, Reynolds, BAT o Carso.

Noruega también tiene cuatro empresas prohibidas a la hora de invertir porque violan los derechos humanos. Son Zuari Agro y el gigante de la distribución Wal-Mart. Bajo el criterio de daños al medioambiente y contaminación, el fondo escandinavo ha realizado otras 19 exclusiones a lo largo de su historia con empresas como Norilsk Nickel, Rio Tinto, Volcan, Duke Energy, Daewoo y Posco. Bajo el criterio de corrupción, el fondo señala al fabricante chino de telefonía y telecomunicaciones ZTE, que goza de amplia presencia en España gracias a los servicios que presta a Telefónica o Euskaltel, entre otras.

¿Y ESPAÑA? FOCO EN ENDESA

Salpicado por la corrupción entre miembros del Partido Popular, el partido en el gobierno, España también es objeto de estos análisis desde Oslo, según aseguran fuentes próximas al fondo, pero hasta la fecha no se han tomado medidas drásticas. No obstante, en el primer trimestre del año, el Norges Bank Investment Management (NBIM, por sus siglas en inglés) redujo su inversión en deuda pública española en un 8%, hasta 32.023 millones de coronas (unos 3.400 millones de euros al cambio actual) y un 30% menos que en septiembre de 2015.

La reducción de su exposición a la deuda emitida por el Tesoro de España no ha ido de la mano de las acciones de empresas españolas, donde mantiene invertidos más de 8.500 millones de euros. Sin embargo, hay una excepción. Una compañía señalada que, según Noruega, contamina demasiado como para tenerla en cartera. La eléctrica Endesa es la única mención en el amplio listado de exclusiones del fondo soberano noruego, en este caso, por sus emisiones de CO2 y daño del medioambiente. La compañía que preside Borja Prado y está controlada por la estatal italiana Enel se encuentra desde diciembre en la lista “bajo observación” con la también eléctrica ibérica EDP.

Precisamente, Enel y su filial Endesa se encuentran en el ojo del huracán después de que el ministro de Energía de España, Álvaro Nadal, acusase en el Congreso a la energética de favorecer a los italianos y perjudicar a los españoles por la intención del grupo energético de cerrar dos centrales térmicas, alimentadas con carbón, en Teruel y León. Según Nadal, “[Enel] hace política medioambiental en Italia y política de pérdida de competitividad en España”. Queda claro, sin embargo, que las políticas de inversión sostenible de Noruega y el mayor fondo soberano del mundo chocan de plano con las tesis que defiende la voz energética del Gobierno Rajoy.

EL MAYOR INVERSOR VISIBLE EN ESPAÑA


Sin embargo, por primera vez en tres años, el NBIM redujo su exposición a España en 2016, cuando tenía una posición valorada en 14.134 millones de euros, casi 2.000 millones menos que el verano pasado. El fondo nórdico mantiene 8.700 millones de euros en acciones de empresas españolas, más de la mitad en Telefónica (649 millones), Santander (1.315 millones), BBVA (521 millones), Inditex (980 millones) e Iberdrola (1.400 millones). En 2015 estaba presente en 80 empresas cotizadas, mientras que desde diciembre declara estar tan sólo en 75 compañías.


Noruega mantiene en el balance de su fondo la deuda de 32 emisores con sede en España, en su mayoría, Administraciones Públicas, y muchas de ellas salpicadas por casos de corrupción. En total, el fondo mantiene 48.083 millones de coronas (5.432 millones de euros) en renta fija española con un lugar destacado para el Tesoro Público. Los bonos soberanos emitidos por el Gobierno agrupan la mayor parte de ese dinero con 34.926 millones de coronas (3.924 millones de euros), una cifra un 25% inferior a 2015 o en septiembre de 2016. Por tanto, Noruega vendió una parte relevante de sus bonos españoles en la recta final del ejercicio.

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