- Aunque en Bankia y Banco Popular, las compras de directivos no han tenido el mismo efecto
- Las operaciones de los denominados 'insiders' son miradas con lupa por los inversores
3 de febrero de 2016. Banco Santander sufre en bolsa uno de sus peores momentos. La entidad cotiza en niveles de 3,50 euros, dentro de una fuerte presión vendedora en todo el sector bancario europeo. En ese momento, la presidenta de la entidad, Ana Botín, decide comprar 50.000 acciones del banco a 3,50 euros y otras 50.000 a 3,493 euros.
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23 de noviembre de 2016. Telefónica se desploma en bolsa por debajo de 8 euros por acción. El mercado duda de la operadora de telecomunicaciones por su elevada deuda y los inversores bajistas aumentan la presión sobre sus acciones. El presidente del grupo, José María Álvarez-Pallete, decide intervenir. Compra 20.000 acciones a 7,95 euros y otras 20.000 acciones a 7,98 euros. Casi un mes después, Pallete refuerza su compromiso con las acciones al adquirir 615.298 títulos a 8,62 euros.
23 de noviembre de 2016. Banco Sabadell cae con fuerza en bolsa tras la venta de un paquete accionarial por parte de uno de sus principales accionistas. Jaime Gilinski vende el 3% del capital de la entidad y Sabadell cae un 4%, hasta 1,20 euros por acción. El presidente del banco, Josep Oliú, decide apoyar la cotización de la entidad y compra 417.000 acciones a 1,20 euros y otras 421.134 a 1,19 euros. En total, un paquete de 838.134 acciones.
Banco Santander cotiza en estos momentos por encima de 5 euros por título. Telefónica supera los 9,50 euros por acción y Banco Sabadell los 1,40 euros por título. No siempre se cumple, pero en estos tres casos relevantes de empresas que cotizan en el Ibex 35, las compras de los primeros ejecutivos de cada compañía han supuesto un suelo para la cotización en bolsa de las empresas que dirigen, en momentos especialmente complicados para las mismas.
Aunque nada garantiza que Telefónica vuelva a perder los 8 euros, ni que Santander no pueda caer por debajo de 3,50 euros (tras el Brexit se desplomó hasta 3 euros), ni que Sabadell no pierda los 1,20 euros, las operaciones realizadas por Botín, Oliú y Pallete han supuesto una pequeña ayuda para reforzar la confianza del mercado.
NO SIEMPRE LAS COMPRAS SOPORTAN LA COTIZACIÓN
En otros casos, no obstante, no ha habido tanta suerte. Por ejemplo, el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, compró el 3 de marzo de 2015 un paquete de 40.000 acciones a 1,33 euros y otro paquete de 147.750 acciones a 1,332 euros. Aunque anteriormente, en julio de 2013, compró un paquete de casi 850.000 acciones a precios comprendidos entre 0,58 y 0,60 euros. El banco que dirige cotiza en 0,92 euros por acción.
No hay que lanzarse a comprar acciones de una empresa porque su presidente esté comprando, pero esas compras pueden ser utilizadas por el minorista como un indicio muy valioso
También destaca el caso de Banco Popular. El consejero delegado, Pedro Larena, compró el pasado 11 de octubre 100.000 acciones de la entidad a 1,12 euros, pero los títulos del banco cotizan ahora en niveles de 0,81 euros, con una gran presión de inversores bajistas, que controlan casi el 12% del capital.
El nuevo presidene, Emilio Saracho, ha declarado a la CNMV que todavía no posee ninguna acción de Popular. Está por ver si decide comprar algún paquete de acciones para demostrar su compromiso con la entidad, en uno de sus peores momentos en bolsa.
En estos casos, ni siquiera el compromiso mostrado por los principales ejecutivos ha servido como un suelo de mercado para las acciones de las entidades que dirigen. No obstante, los inversores suelen mirar con lupa estas operaciones, ya que el conocimiento de 'calidad' que los máximos ejecutivos tienen de sus compañías es un indicio muy valioso para los pequeños inversores.
Por ejemplo, la firma de investigación Market Profile Theorems (MPT) señala que las compras de insiders son uno de los tres pilares al analizar la inversión en una determinada acción, junto al análisis fundamental y al análisis técnico. Según MPT, el comportamiento de los insiders es un indicador "muy útil" para ayudar al pequeño inversor en su toma de decisiones, aunque siempre apoyado en otros instrumentos como el análisis técnico y fundamental.
La conclusión es que no hay que lanzarse a adquirir acciones de una empresa porque su presidente esté comprando, pero esas compras pueden ser utilizadas por el minorista como un indicio muy valioso a la hora de tomar sus decisiones de inversión.