El presidente de BBVA, Francisco González, generó una remuneración total de 4,9 millones de euros correspondiente al ejercicio 2016, un 12% menos que en 2015, mientras que el consejero delegado, Carlos Torres Vila, ganó 4,4 millones de euros, un 16% más que los 3,8 millones de 2015, según la información remitida por la entidad a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
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Además, la entidad realizó una aportación al sistema de ahorro de Torres Vila de 3,17 millones de euros, mientras que la del presidente, que dejó hace años de recibir esta aportación, fue cero. Respecto a la retribución de González, la parte diferida (1,5 millones de euros) no la cobrará hasta 2020. La remuneración variable del presidente del banco descendió un 18% respecto a la de 2015, hasta los 2,94 millones de euros. Según explicó la entidad, en el descenso en la retribución ha influido el impacto en el beneficio del grupo BBVA de la provisión por las cláusulas suelo y la evolución de los tipos de cambio.
El sueldo variable diferido está sujeto a la política retributiva vigente en 2016, con indicadores plurianuales que pueden recucirlo e incluso llevarlo a cero, nunca incrementarlo, así como cláusulas malus que podrían limitar o impedir el cobro. Por su parte, la remuneración variable de Torres Vila generada en 2016 ascendió a 2,36 millones, un 12% más que en el ejercicio precedente, pero la comparativa no es homogénea, pues su nombramiento como consejero delegado se produjo en mayo de 2015. Si se compara con un ejercicio completo, la remuneración variable hubiera descendido un 13%. El consejero delegado no cobrará hasta 2020 la parte diferida de la remuneración variable (1,2 millones de euros).
La determinación del número de acciones que les corresponde a cada uno por la remuneración variable de 2016 se ha calculado con un precio de 6,43 euros por acción, que es el precio medio de cierre de la acción de BBVA entre el 15 de diciembre de 2016 al 15 de enero 2017 (ambos inclusive). El 50% de estas acciones se entregará ahora y, el resto, dentro de tres años, sujeto a la evolución de indicadores plurianuales.