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BBVA sufrió un duro correctivo bursátil en agosto y principios de septiembre debido a su exposición a las economías emergentes, en particular a Turquía. El banco presidido por Francisco González ha perdido un 15% de su valor en los últimos tres meses, y para frenar ese desplome, se ha empleado a fondo comprando acciones propias con los recursos del banco.
Con este objetivo, BBVA ha recomprado acciones en mínimos de dos años (lo que se denomina en el argot bursátil 'recoger papel'), con la intención de venderlas cuando el mercado se calme y obtener un beneficio, acción conocida como 'colocar papel'. Algo que es habitual en momentos de zozobra pero que no siempre sale bien: si la cotización sigue bajando, lo que acumula son pérdidas, algo que sucedió a muchas empresas en 2008 y 2012.
Según ha comunicado el banco con sede en Bilbao a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), desde mediados de junio ha elevado el porcentaje de acciones propias que mantiene en autocartera hasta el 0,591% desde el 0,458%, una cifra que supone máximos desde marzo de 2016.
En total, hasta el pasado 5 de septiembre, BBVA compró 67 millones de acciones propias (el 1,006% de su capital) y vendió 58,17 millones de títulos (el 0,872% del capital). Es decir, ha aumentado su autocartera en casi 9 millones de títulos. Si en junio comenzó comprando las acciones a precios de 6,20 euros, en el mes de septiembre el precio de compra se ha reducido hasta los 5,39 euros por título.
Tras la corrección que ha sufrido el valor en los últimos meses, BBVA se ha acercado a la importante zona de soporte de 4,70 euros, la directriz alcista de los últimos nueve años. Perder ese nivel de precios sería una malísima noticia por análisis técnico, ya que implicaría una gran debilidad en su tendencia de largo plazo.
De momento, ha salvado el 'match ball': la subida de tipos acordada ayer por el Banco Central de Turquía permitió un rebote del valor del 4,28% hasta 5,44 euros.
Los inversores han castigado sus acciones debido a la exposición de la entidad a Turquía. El desplome de la lira turca en el mercado de divisas ha provocado que varios analistas, como Deutsche Bank y Kepler, hayan recortado su previsión de beneficios y su valoración bursátil.
Entre los accionistas institucionales que declaran sus participaciones superiores al 3% a la CNMV, tan sólo aparece el fondo estadounidense BlackRock, que controla casi el 6% del capital desde el pasado 18 de octubre.