Ser concejal o periodista complica el acceso a una hipoteca. Están entre los argumentos de los bancos para dificultar la concesión de financiación para la compra de una vivienda. Que el piso no tenga ascensor o que esté cerca de un sex shop también son otras razones que dificultan la concesión y son ajenas a la solvencia personal.
Las entidades bancarias tienen en cuenta múltiples factores y circunstancias antes de dar el 'sí' a la concesión de una hipoteca, más allá de los conocidos ratios de porcentaje de préstamo sobre el valor de la vivienda o la capacidad financiera del solicitante. Agencia Negociadora ha recogido una serie de cuestiones más concretas y referidas en ocasiones a casos particulares que han impedido la concesión de una hipoteca o bien han provocado el endurecimiento de las condiciones o la exigencia de garantías adicionales.
La fintech dedicada a la intermediación hipotecaria ha identificado varios argumentos esgrimidos por los bancos a la hora de dificultar la concesión de una operación hipotecaria, en casos concretos. Todos esos argumentos proceden de la experiencia de las propias entidades, lo que no quita para que no sea llamativa o en ocasiones estrafalaria la razón para el 'no', señalan.
Como explican, posiblemente, el caso más chocante fue la denegación de una operación porque la vivienda sobre la que se constituía la hipoteca estaba cerca de un sex-shop. Algo que para el banco suponía, al parecer, un riesgo elevado que podría afectar al valor de la vivienda.
También influye la profesión. Mala suerte para los periodistas, por su inestabilidad laboral. Pero también para los concejales y, en general, para los políticos, por la falta de confianza.
En relación con la pandemia, han sido millares los casos de operaciones denegadas por encontrarse los solicitantes en sectores sensibles, lo que podría parecer razonable. No lo es tanto, sin embargo, denegar una operación por haber disfrutado de una moratoria por causa del Covid, habiendo sido ya superada y estando el solicitante al corriente de todos los pagos.
Tampoco les va bien a los empleados de banca cuando la operación se solicita en una entidad diferente a la propia: no parece lógico que acudan a la competencia teniendo condiciones preferentes en el banco para el que trabajan.
No gustan a los bancos los pisos sin ascensor, ni los bajos, así como viviendas en zonas con tasas altas de inseguridad ciudadana.
Depende igualmente de la CCAA en la que nos encontremos. Con criterio general, en Asturias, Castellón, Murcia y Almería las entidades son reacias a conceder hipotecas para inmuebles de valor inferior a 150.000 euros. Y la cosa es ya realmente complicada en poblaciones con menos de 10.000 habitantes.