- El producto de la gestora francesa gestiona más de 550 millones de euros
- Entre las principales posiciones están bonos de Société Générale, Santander, BBVA o Deutsche Bank
La crisis financiera, la recuperación económica posterior y las políticas monetarias sin precedentes han hecho tambalearse a las inversiones clásicas en renta fija, cobrando fuerza la deuda subordinada, que tiene rendimiento explícito como los bonos tradicionales, pero con el cobro de intereses condicionado a la solvencia del emisor. Estos instrumentos ofrecen “mayores retornos con menos riesgos que los bonos corporativos”, defiende Paul Gurzal, gestor del fondo La Française Sub Debt, cuyo mandado es invertir en deuda subordinada. Gestiona 550 millones de euros, con una rentabiidad anualizada del 5,5% en los últimos cuatro años.
“Es un un buen momento para invertir en deuda subordinada, porque cuando miras la diferencia entre las rentabilidades que ofrecen los distintos activos de renta fija, estos instrumentos están baratos en comparación con los bonos corporativos”, arguye Gurzal en una entrevista con Bolsamanía.
El activo favorito de este experto en este momento son los bonos corporativos contingentes (CoCos -Contingent convertible capital instruments-, en inglés), que copan un 58% de la cartera. Se trata de un instrumento que impulsaron las autoridades europeas y que es un híbrido entre deuda y capital. La diferencia con un bono normal es que se puede canjear por capital, con lo que cuanto menos capitalizado esté un banco, más interés debe ofrecer para emitir con éxito sus CoCos.
Es un un buen momento para invertir en deuda subordinada estos instrumentos están baratos en comparación con los bonos corporativos
El gestor francés señala que para obtener los rendimientos que están ofreciendo CoCos de grandes bancos europeos sobre los que no hay en principio sospechas en torno a su solvencia, en deuda corporativa hay que irse a por 'bonos basura'. En este sentido, cita como ejemplo los CoCos de BNP Paribas, que “ofrecen retornos del 6%, y necesito comprar bonos corporativos de compañías con rating de B- o de CCC para encontrar el mismo rendimiento”, señala. Lo último “es muy arriesgado, porque históricamente el riesgo de quiebra es del 10% en empresas con CCC”.
El gestor explica que en el caso de los CoCos y otros instrumentos de deuda subordinada emitida por el sector financiero los requerimientos exigidos a los bancos para considerar capital Tier 1, siguiendo los criterios de Basilea para medir la fortaleza de un banco, se relajarán el próximo año, con lo que será más difícil que este activo provoque pérdidas.
El producto La Française Sub Debt ha incrementado su exposición a este activo a lo largo del año. “Tiene menos riesgo que otro tipo de deuda en la actualidad”, asegura. A su juicio, se debe a que tres pilares. Por una parte, un motivo de preocupación que se disipa como es el sector financiero italiano, ya que considera que los resultados del tercer trimestre y la reestructuración están siendo positivos. El segundo es una regulación cada vez “más suave”. Y en tercer lugar, “las atractivas valoraciones”.
La segunda mayor exposición es a deuda corporativa híbrida, con un 24%. En este caso son instrumentos emitidos por empresas no financieras. En caso de quiebra, cobran sólo antes que los accionistas. Paul Gurzal opina que el activo está beneficiado por “el apoyo en la deuda corporativa del programa de compras de activos del Banco Central Europeo (BCE) “, además de que “aún tiene valoraciones atractivas”.
El fondo también tiene posiciones importantes en instrumentos emitidos por aseguradoras y en los ligados al capital Tier 2, considerado como capital adicional al Tier 1 en el balance de los bancos.
BANCOS CON MÁS PESO EN CARTERA
El proceso de selección del fondo, explica Gurzal, se basa en dos puntos. Por una parte, “es fundamental la búsqueda de liquidez, con lo que la primera premisa es invertir en bonos líquidos”. El gestor de La Française también dedica esfuerzos a evaluar riesgos y valoraciones entre la banca y las empresas no financieras, con el objetivo de diversificar la cartera y controlar los riesgos. Asimismo, Gurzal agrega: “Evitamos empresas con bajos fundamentales, y también las que son muy cíclicas, como las aerolíneas. Por el contrario, nos gustan las utilities, como la francesa EDM”.
Los nombres propios a los que el vehículo tiene más exposición son bancos franceses como Credit Agricole, Société Générale o BNP Paribas. “Preferimos bancos con bajo riesgo crediticio y de países que también tienen un riesgo leve, y estas entidades lo cumplen”, argumenta el gestor, que señala que por ello no están posicionados en la banca portuguesa.
El vehículo tiene también inversiones en instrumentos de deuda subordinada de bancos italianos como Intesa San Paolo o Unicredit, y en los alemanes Commerzbank y Deutsche Bank. En el primer caso explica que cree que ha habido una mejora de los fundamentales del sector financiero italiano, y en el segundo se muestra optimista, especialmente con el gigante Deutsche Bank que tanto preocupa a los inversores este año. “Es un banco con riesgos, pero no de liquidez, que es lo que nos importa. Tiene reservas suficientes para pagar los cupones de los bonos, que son muy baratos y ofrecen altas rentabilidades. Además, su balance es 10 veces al de Lehman Brothers cuando quebró. Es un banco sistémico que si lo necesita recibirá asistencia del Estado alemán”, expone el gestor.
Por último, en España reconoce exposiciones significativas a Santander y BBVA. Aunque señala que hay otras entidades que le gustan, dice invertir en éstas “por ser sistémicas”, un rasgo común de la cartera.