- El fondo especializado Allianz Global Artificial Intelligence cuenta con una cartera de entre 80 y 40 compañías dedicadas exclusivamente a la computación inteligente
Vehículos autónomos circulando por nuestras carreteras y ciudades, ordenadores capaces de afinar en diagnosis médica más precisos que cualquier doctor especialista o máquinas que toman mejores decisiones que un ser humano, son sólo unos pocos ejemplos de lo que se avecina en el campo de la inteligencia artificial. Y no pertenecen a cualquier película de ciencia-ficción. Se trata de casos reales de productos y proyectos revolucionarios que ya forman parte de nuestro día a día. Todos ellos se desarrollan por compañías en las que invierte el fondo Allianz Global Artificial Intelligence.
Lanzado en Europa a finales de marzo (existe un producto similar en Japón desde hace casi dos años), el novedoso vehículo de Allianz Global Investors -uno de los mayores gestores de fondos europeos, que maneja actualmente mas de 560.000 millones de dólares en activos en todo el mundo-, busca exclusivamente empresas que trabajen en el disruptivo sector de la ingeniería que se enfoca en la creación de máquinas inteligentes. Johannes Jacobi, especialista de producto de la gestora, subraya que este hecho marca la diferencia de este fondo: “Somos el único que cuenta con una cartera exclusivamente enfocada al campo de la inteligencia artificial”. “Estoy realmente seguro de que nuestro producto ofrece algo único, un vehículo que actualmente no contempla ninguno de nuestros competidores”, enfatiza.
La idea surgió hace dos años. En 2015 comenzaron un proceso de discusión en el seno de Allianz GI que les llevó a aislar los conceptos más relevantes en el universo de la inteligencia artificial y que tenían más impactos en la prensa. “Llegamos a tres: big data, que es el punto inicial de esta tecnología, además del machine learning y el deep learning”, explica Jacobi.
La revolución de la inteligencia artificial no es sólo cosa del futuro. “Quienes creen que es algo que sólo se ve en el cine están muy equivocados”
BIG DATA, MACHINE LEARNING, DEEP LEARNING
Mientras el primero es un término con el que estamos más familiarizados, los dos últimos se diferencian entre sí por la complejidad de los cálculos computacionales, el mayor número de variables que los ordenadores son capaces de incorporar y la mejor toma de decisiones. Mientras el machine learning se basa en programación simple, el deep learning se caracteriza porque las máquinas son capaces de incorporar y analizar más información. Jacobi puntualiza que, entonces, se llega a una relación exponencial: “A mayor cantidad de información, mejores resultados”.
En cuanto al big data, el especialista de la gestora de fondos germana comenta que es “uno de los puntos de entrada de la inteligencia artificial”. Lleva entre nosotros desde los años 50 o 60, “aunque no hemos tenido la oportunidad de usarlo, ya que no ha sido hasta hace poco que la velocidad de procesado de los ordenadores nos ha permitido sacarle partido”, aclara. Da un salto en su relato hasta 2010, “cuando entramos -explica- en la era de la inteligencia”.
En este sentido, remarca la idea de que esta nueva revolución en la que las máquinas son capaces de hacer cálculos y tomar decisiones de forma inteligente no es sólo cosa del futuro. “Quienes creen que es algo que sólo se ve en el cine están muy equivocados porque la inteligencia artificial ya se palpa en nuestro día a día”, insiste. Para muestra un botón: nuestros teléfonos móviles interconectados, aplicaciones como ‘Siri’ o la publicidad personalizada de sitios web como Amazon, que se basa en nuestras compras para ofrecernos productos de nuestro interés, son evidencias de computación inteligente.
CONDUCCIÓN Y SALUD, LA REVOLUCIÓN YA ESTÁ EN MARCHA
Pequeños ejemplos de una revolución en ciernes que, reconoce Jacobi, no se producirá de la noche a la mañana. “No nos levantaremos un día diciendo ‘la inteligencia artificial está en todos lados'”. “Tenemos que considerar que ninguno de los grandes desarrollos de los dos últimos siglos ha tenido unos inicios fáciles y esto se aplica también a este sector”, argumenta. Por ejemplo, “a finales de los 90, ni siquiera el mismo Bill Gates daba demasiado crédito a Internet y lo consideraba una moda pasajera. O si tomamos como ejemplo la electricidad, tardó unos 60 años en llegar a todas las casas de EE.UU.”, compara el analista de Allianz GI.
“La combinación de big data, deep learning y el resto de aplicaciones de la inteligencia artificial tendrá un impacto inmenso para nosotros como sociedad”
Con todo, los vehículos autónomos, con Tesla como punta de lanza de este segmento de la industria automovilística -una de las empresas que componen su cartera de inversiones y en la que Allianz Gi tiene posiciones desde 2010-, ya son una realidad más que palpable, especialmente en San Francisco. En este sentido, el impacto de esta nueva tecnología ya se está dejando notar en estas comunidades: “Mientras el vehículo llega al puesto de trabajo, en un trayecto que puede tardar más de una hora, los pasajeros están liberados de la tarea de conducción y pueden contestar e-mails y administrar su tiempo de forma más sabia”, con el inmenso impacto en su productividad que conlleva, ya que la conducción autónoma “es capaz de reducir las horas que se malgastan al año en atascos de tráfico”, expone Jacobi.
Y no sólo eso. Estos automóviles reducen las emisiones de CO2 en 300 millones anuales y mediante su uso en un contexto inteligente, en el que se puedan comunicar con otros coches y con el entorno, según el analista, “tiene el potencial de disminuir o erradicar los accidentes de tráfico, lo que repercutirá en las compañías de seguros y en la seguridad de los conductores”.
Otro de los sectores más proclives a adoptar de una forma temprana estos avances es el de la salud. El vehículo de Allianz GI también tiene inversiones en compañías como Atheneahealth, que ofrece una base de datos a doctores para compartir diagnósticos y mejorar sus resultados. Jacobi insiste en que las máquinas inteligentes mejorarán la diagnosis de enfermedades y pueden disparar los ratios de detección precoz de células cancerígenas, por ejemplo. “Hay millones de datos disponibles en los hospitales que se pueden empezar a usar para mejorar la calidad de los cuidados sanitarios, el desarrollo de terapias o de nuevos medicamentos”, describe.
“En este sentido, la combinación de big data, deep learning y el resto de aplicaciones de la inteligencia artificial tendrá un impacto inmenso para nosotros como sociedad”, redondea el experto.
LA ESTRATEGIA DEL FONDO
Defiende con pasión las inmensas oportunidades de la computación inteligente, que explica que es una industria que “evoluciona muy rápido. Lo que sabemos ahora es que la capacidad de procesado de las máquinas se incrementa año tras año, que cada dos años se dobla la cantidad de datos disponibles y que vemos como las inversiones en este sector no paran de crecer” por lo que anticipa que “habrá muchos ganadores”.
Un hecho que han notado en su propia piel: “Los resultados de nuestro fondo son impresionantes en cuestión de un año”. Con unos rendimientos del 27,50% (en dólares) hay motivos para sacar pecho. Pero reconoce que los inversores más tradicionales pueden enfrentarse a cierta resistencia. “La decisión de optar por este vehículo se basa en proyecciones y en una pasión compartida por la revolución tecnológica”, puntualiza Jacobi. “Cuanto más informado está un inversor sobre este tema, más seducido acaba y más oportunidades es capaz de ver, y no sólo desde el punto de vista del inversor, si no también por las inmensas posibilidades que se abren ante nosotros como sociedad”, sentencia.
“Las inversiones en este sector no paran de crecer. Habrá muchos ganadores”
El equipo que maneja el fondo actualmente gestiona 3.000 millones de dólares en carteras enfocadas exclusivamente en compañías tecnológicas, la mayor parte de los cuales están administrados por el vehículo que se fundó en Japón y que maneja inversiones por valor de 2.600 millones de dólares. Este fondo se inauguró en septiembre de 2016 y hasta abril de este año ha generado un retorno de 80 millones de euros -casi 100 millones de dólares-. El vehículo se introdujo en Europa el pasado 31 de marzo, donde Jacobi indica que han encontrado “interés entre los inversores europeos, atraídos por sus buenos resultados”.
Para identificar los valores en los que invierte el fondo -que está a cargo de cinco especialistas-, se benefician del trabajo de una plataforma de investigación de los mercados propietaria, que trabaja para todo el grupo Allianz. Mediante esta herramienta han identificado 1.000 valores del sector tecnológico que incluyen la inteligencia artificial en su estrategia de negocio.
Del millar de empresas que mantienen bajo vigilancia han seleccionado un grupo de entre 150 y 200 sobre el que desarrollan un seguimiento más meticuloso, “con exhaustivos análisis fundamentales, visitas a las compañías, etc.”, matiza el experto de Allianz. Y después de ese proceso, construyen la cartera con entre 40 y 80 valores cuyo peso está determinado a través del análisis del riesgo y de retorno y evitando en todo momento una sobreexposición a una compañía determinada. “Es una cartera específicamente orientada”, puntualiza Jacobi.
Es un fondo muy orientado en los EEUU, con más del 89% de sus inversiones destinadas a empresas de este país, pero es que es “particularmente en Silicon Valley es donde se está desplegando esta revolución”, defiende el experto. “Incluso una compañía como Baidu, que es un gigante en China, está abriendo oficinas en California para desarrollar su rama de vehículos autónomos”, aclara el analista. Francia y China ocupan una pequeña porción, ligeramente por encima del 5% y del 4%, respectivamente, mientras Corea del Sur y Japón ocupan menos de un 1%, cada uno.
“Nos enfocamos en empresas de pequeña y mediana capitalización”, explica Jacobi. No obstante, el fondo de la gestora alemana mantiene un nada despreciable 4,35% de su cartera invertido en Tesla, y un peso parecido tienen empresas como Baidu. Amazon, Yelp y Criteo cierran la lista de su top 10 de valores, con un peso superior al 3,5% cada una. Sin embargo, Jacobi insiste en que tienen preferencia por proyectos de menor tamaño porque optan por “posicionarse en compañías que están por desplegar todavía su potencial”. “Así que nos decantamos por proyectos que están floreciendo y nos fijamos en muchas empresas como candidatos potenciales a futuro”.
Y es que en una industria en permanente evolución, los gestores del fondo de Allianz GI deben estar constantemente en alerta. Por ahora, están muy orientados a las tecnologías y a las infraestructuras, que acaparan más del 81% del peso de sus inversiones “pero a medida observemos impactos en las aplicaciones relacionadas y en el resto de segmentos industriales, nos abriremos a otras oportunidades de inversión”, avanza Jacobi. “Así que no descartamos que la naturaleza del fondo cambie para no perdernos buenas oportunidades”, añade. Y ofrece una reflexión final: “La idea con la que nos tenemos que quedar enes que es una industria que evoluciona muy rápido”.