Las rebajas de verano ya han comenzado. Los consumidores aprovechan para comprar productos con mejores precios y la mayoría utiliza su tarjeta para pagar. Hasta aquí, todo correcto. El problema viene cuando se paga a crédito con una revolving. El cliente la usa para aplazar sus pagos sin conocer que cuentan con unos intereses altos considerados abusivos. Es más, en algunos casos ni siquiera saben que tienen una tarjeta de este tipo, con lo que caen en la trampa.
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¿Y si tienes una revolving y no lo sabes? La línea que la separa de una tarjeta de créditoMuchos de los establecimientos más frecuentados por los españoles cuentan con sus propias tarjetas y, aunque el cliente no sea consciente de ello, la mayoría son revolving.
"Son muchas las grandes superficies y comercios muy conocidos por el gran público los que ofrecen a los consumidores estas tarjetas bajo la atrayente premisa de que con ellas pueden pagar sus compras de forma aplazada, con gran comodidad y eligiendo ellos mismos la cuota mensual con la que irán amortizando el crédito. Pero lo cierto es que estos productos financieros esconden una gran trampa para el consumidor: los intereses abusivos que las acompañan y que hacen que, a la larga, el préstamo inicial sea prácticamente imposible de amortizar", explican desde el despacho de abogados 'Reclama por mí'. Y hay más: en la mayoría de ocasiones, no superan el control de transparencia.
La misma información aportan desde la compañía online de servicios legales reclamador.es. Avisan que a muchos consumidores se les ha entregado una revolving en centros comerciales, hipermercados o comercios de ropa como un producto muy ventajoso para la economía del cliente, pero sin explicar las consecuencias que tiene su contratación o los riesgos que se asumen con una tarjeta de este tipo. Por ello, recomiendan desconfiar si nos ofrecen una tarjeta bajo supuestas ventajas como pagar cómodamente una cantidad fija cada mes o un porcentaje de las compras realizadas.
"Bajo esa aparente facilidad se oculta una tarjeta revolving y aunque muchas de ellas en la actualidad han bajado su TAE a menos del 20%, que ha sido el umbral declarado por el Tribunal Supremo para considerarlas usurarias, eso no quiere decir que no nos veamos encadenados a un crédito que no hace más que subir en coste y en tiempo para cancelarla", advierten. Y es que, "el crédito revolving es una forma de financiación muy complicada que implica que a cambio de pagar una cuota muy pequeña al mes o un porcentaje también muy bajo de la deuda (sus principales ganchos de captación), la deuda se retroalimenta con los intereses y comisiones que no cubren dichas cuotas", aseguran.
INTERESES ABUSIVOS
El precio final de las tarjetas revolving sigue por encima del 22% a pesar de la sentencia que hace más de un año dictó el Tribunal Supremo y que las definía como usura. Aunque es cierto que tras esto las entidades financieras han ido ajustando sus tipos de interés, el precio medio del mercado está instalado en el 22,84% debido a los elevados costes adicionales como las comisiones de emisión o renovación, lo que "explica en gran parte que el mercado se mantenga en precios tan elevados", señalan desde la asociación de consumidores Asufin.
En medio de este escenario, la Asociación Nacional de Establecimientos Financieros de Crédito (ASNEF) ha elaborado un documento dirigido a reforzar la transparencia en la contratación de este producto financiero, incrementando el nivel de información que recibe el usuario de modo que, previo a la contratación, pueda tomar una decisión libre, consciente e informada. A través de él, el cliente podrá acceder a toda la información de la entidad, así como al simulador del Banco de España que ayudará a visualizar y poder valorar el coste del crédito solicitado. Asimismo se pone a disposición un espacio en la web para contribuir a la educación financiera y a resolver posibles dudas sobre el producto.
Según sus datos, en 2020, el 56% de la financiación concedida por las entidades miembros de ASNEF, que representa un importe de 21.000 millones de euros, estaba asociado al crédito revolving. Además, forma parte de los más de 37 millones de tarjetas de crédito que actualmente están en circulación, con lo que se trata de un servicio financiero "muy demandado y extendido en la sociedad española".
PAGAR CON TARJETA, PERO CON CABEZA
Según las últimas cifras publicadas por el Banco de España, en 2020, el número de tarjetas en circulación en nuestro país era de 86,2 millones, lo que supone un 0,68% más que el año anterior. De ellas, 37,14 millones eran de crédito y 49,04 millones de débito, registrando un descenso del 0,29% y un crecimiento del 1,42%, respectivamente, en comparación con 2019. De esta manera, desde 2014 las tarjetas de crédito en circulación no se ponían un signo negativo en sus estadísticas, cuando apenas descendieron un 0,05%. Precisamente, este fue el último año en el que las tarjetas de débito disminuyeron. Desde entonces no han dejado de despuntar.
En el primer trimestre de 2021 el camino es idéntico. El número de tarjetas de crédito cae un 1,76%, hasta los 37,38 millones, mientas las de débito se sitúan en los 49,05 millones tras subir un 0,53%. En total, el número de este medio de pago desciende entre enero y marzo un 0,47%, según las estadísticas del organismo español. Lo que sí que ha iniciado una senda alcista claramente son los pagos con tarjeta. Durante el primer trimestre del año se contabilizaron 1.259 millones de compras con tarjeta en TPVs, un 15,18% más que en el primer trimestre de 2020, y su importe subió un 6,39%, hasta 39.207 millones de euros. En todo 2020, se registraron casi 4.736 millones de operaciones de pago con tarjeta, un 4,4% más que el año previo, aunque el importe pagado, de 160.551 millones, fue un 0,49% menor.
Con este panorama, aplazar el pago de las compras parece una solución viable a corto plazo, "pero sacarle demasiado brillo a las tarjetas a golpe de datáfono puede ser un error", alerta el comparador financiero HelpMyCash.com, quienes recomiendan pagar a fin de mes si se usa una tarjeta de crédito, "ya que esta forma de pago no genera intereses". Si, por el contrario, pensamos financiar las compras en rebajas con la tarjeta de crédito para devolver el dinero a plazos, los expertos dan varios consejos al respecto.
En primer lugar, aplazar el pago el menor tiempo posible, ya que cuanto más alarguemos la deuda, más se encarecerá. En segundo lugar, señalan que es mejor pagar una cuota mensual alta que una baja, y es que pagar una cuota mínima cada mes es sinónimo de alargar el pago de la deuda. Finalmente, aconsejan revisar cuál es la TAE de nuestras tarjetas de crédito y, si contamos con más de una, elegir la que aplique una TAE más baja. Además, antes de financiar una compra, es recomendable valorar si realmente vale la pena endeudarse para adquirir ese bien, teniendo en cuenta el sobrecoste de la operación, y nunca asumir más deudas de las que se puedan afrontar. "No deberíamos dedicar más del 35% de nuestros ingresos al pago de las deudas", afirman.
Por otra parte, si el importe de la compra es alto, aconsejan comprobar si no tenemos a nuestro alcance otras opciones de financiación más baratas que la tarjeta como, por ejemplo, un préstamo preconcedido o un crédito en el propio punto de venta.