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EUROPA PRESS - Archivo

El aumento de la incertidumbre ante las alteraciones en las cadenas de suministro y la guerra de Ucrania junto con el menor de poder adquisitivo debido a la alta inflación moderarán el consumo privado en el corto plazo. Sin embargo, a medida que vaya avanzando el año, los factores revertirán, permitiendo un fortalecimiento del consumo, según las proyecciones del Banco de España que se sitúan, eso sí, por debajo de las anteriores previsiones para los próximo años.

El organismo señala que la guerra comportará consecuencias adversas para todos los componentes de la demanda agregada. Dentro de la demanda nacional privada, el dinamismo del consumo privado se verá moderado, a corto plazo, por el aumento de la incertidumbre, por las renovadas alteraciones en las cadenas de aprovisionamiento y, sobre todo, por la merma de poder adquisitivo como consecuencia del aumento de la inflación.

"En particular, se resentirá la capacidad de compra de los hogares de menores ingresos, para los cuales el gasto en bienes energéticos representa una proporción más elevada dentro del total. Además, las tasas de ahorro de estos hogares suelen ser comparativamente más reducidas y la proporción de quienes han podido acumular ahorro extraordinario durante la pandemia es más limitada, por lo que disponen de menor margen para amortiguar el efecto del aumento de la factura energética sin ajustar a la baja su consumo de otros bienes y servicios", expone en su último Boletín Económico.

Sin embargo, el Banco de España estima que, a lo largo del año, la reversión paulatina de esos factores moderadores del gasto de los hogares permitirá un fortalecimiento del consumo privado, alentado por la recuperación sostenida del mercado de trabajo y por unas condiciones financieras que, aunque algo menos favorables de lo anticipado hace unos meses, seguirán siendo relativamente holgadas.

En términos medios anuales, prevé que el crecimiento del consumo se situaría en el 4,5% en 2022, el 3,9% en 2023 y el 2,4% en 2024. Estas proyecciones varían en comparación con las presentadas en diciembre del año pasado, cuando la entidad situaba el crecimiento del consumo privado en el 5,1%, 5,2% y 2,2%, respectivamente.

No obstante, el Banco de España resalta que "la incertidumbre acerca del grado de dinamismo de este agregado a corto plazo es elevada, porque no es fácil anticipar la evolución de la tasa de ahorro en un contexto de gran incertidumbre y alta inflación como el actual".

Como detallan, por un lado, si los hogares perciben que la persistencia del repunte de los precios será relativamente limitada, tenderán a responder al encarecimiento de su cesta de bienes y de servicios ajustando temporalmente a la baja su ahorro en lugar de su consumo. Pero, por otro lado, el aumento de la incertidumbre tenderá a favorecer un mayor ahorro por motivo precautorio y a desincentivar el recurso a la bolsa de ahorro extraordinario acumulada durante la pandemia, con un impacto adverso sobre el consumo.

Por otra parte, el organismo español añade que el avance de la inversión en vivienda se verá frenado, probablemente, a corto plazo por el repunte de los costes y la menor disponibilidad de ciertos materiales de construcción, rasgos que la guerra ha intensificado, y por la relativa escasez de mano de obra para determinadas tareas.

De aquí a 2024, el dinamismo de este agregado se verá crecientemente favorecido por la esperada evolución positiva del mercado de trabajo, que refuerza las expectativas de renta futura de los hogares, por las condiciones de financiación relativamente favorables y por el despliegue de los fondos asociados al programa NGEU, dado que el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia asigna a la rehabilitación de viviendas una proporción significativa de las transferencias recibidas del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia europeo.

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