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Durante el año pasado, la demanda de crédito disminuyó en todos los segmentos, principalmente en la segunda mitad del ejercicio. Y esto, a pesar de que los tipos de interés fueron descendiendo a lo largo de 2019 hasta situarse en diciembre en mínimos históricos, según el último boletín económico publicado por el Banco de España.

El organismo, en su análisis sobre la evolución reciente de la financiación y del crédito bancario en el segundo semestre de 2019, destaca que, aunque la actividad crediticia repuntó algo durante los últimos meses del año, en general la evolución entre la oferta y la demanda de financiación bancaria se tradujo en un débil crecimiento.

Y esto tiene la explicación en que, además de la menor demanda, en el último trimestre de 2019 se endurecieron los criterios de concesión de los préstamos en todos los segmentos, lo que no ocurría desde el primer trimestre de 2013. Una pauta que el Banco de España también ha observado en el segmento de los créditos al consumo, cuya demanda disminuyó sobre todo debido a la menor solvencia percibida de los prestatarios, unido a un contexto de deterioro de las perspectivas macroeconómicas.

Estos factores terminaron pesando más que el reducido nivel de los costes de financiación. No importó tanto que los tipos de interés de las nuevas operaciones de préstamo descendieran en todos los segmentos durante el segundo semestre de 2019, colocándose en el último mes del año pasado en el entorno de los mínimos históricos. No obstante, la Navidad tuvo su impacto en la recta final de 2019, cuando la financiación a hogares se aceleró.

Por otro lado, en cuanto a la financiación para la compra de vivienda, la ley hipotecaria que entró en vigor en junio frenó la contratación de nuevos préstamos en un primer momento. Algo provocado por el periodo de adaptación que necesitaron no solo los clientes, también las entidades. Sin embargo, a partir de agosto, la actividad crediticia en el sector de la vivienda se recuperó.

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