La principal incertidumbre en el mercado hipotecario es hasta dónde puede llegar la crisis provocada por la pandemia del coronavirus. Si hasta ahora las entidades comprobaban algunos datos del solicitante como el tipo de contrato y la estabilidad laboral para decidir si concedían o no una hipoteca, el Covid-19 ha traído consigo más vigilancia. Los bancos están empezando a mirar también el sector y la empresa.
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La vivienda recupera el 60% de la demanda que se aplazó por miedo a la crisis del CovidEn concreto, estudian si el solicitante del crédito hipotecario tiene riesgo de estar incurso en un Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) o incluso de si la empresa se encuentra, por ejemplo, en el sector turístico, principal afectado por la crisis a corto plazo. Esto conlleva que los funcionarios y los empleados estables de grandes empresas seguirán siendo los menos afectados por una eventual crisis hipotecaria, como explican desde Agencia Negociadora.
Más allá de la caída "brutal pero puntual" en la firma de nuevas hipotecas, derivada del frenazo súbito por las medidas de confinamiento tras la irrupción del coronavirus, el mercado trata de prever cuáles son los niveles de desempleo en los que la concesión puede registrar un frenazo del que tarde en recuperarse. Según la fintech dedicada a la intermediación hipotecaria, y teniendo en cuenta los datos de la anterior crisis económica, el umbral de desempleo para que la concesión de hipotecas registre una caída persistente se situaría en el entorno del 20%. Actualmente, el paro en España ronda el 14%.
Superar esa cifra supondrá, también, un aumento de la morosidad, "que se verá mitigado por las medidas de moratoria aprobadas por el Gobierno", señalan, añadiendo a sus previsiones que se extenderá la suscripción de seguros de protección de pagos, "sin que supongan una vinculación obligatoria", según lo dispuesto en la Ley de Crédito Inmobiliario.
Por otro lado, en cuanto a los diferenciales sobre los tipos de interés, estiman un "incremento importante" en caso de que la morosidad de las carteras crediticias repunte de manera notable.