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El consumo de aviva en verano y las entidades financieras lo saben. Pero no son las únicas. Bancos, grandes superficies comerciales, aerolíneas o agencias de viajes se aprovechan de la necesidad de financiación de los consumidores y comercializan productos para aplazar los pagos. Pero hay que tener mucho cuidado, ya que bajo la apariencia de una tarjeta con ventajas, promociones y ofertas especiales se esconden las temidas revolving.

Estas tarjetas permiten aplazar los pagos y son fáciles de conseguir, por lo que, en principio, parecen ideales para disfrutar de un viaje y pagarlo posteriormente. Sin embargo, suelen ocultar unos altos intereses que pueden convertirse en una espiral de deudas. Así lo explican desde el despacho Reclama Por Mí, que, además de recomendar no utilizar este tipo de financiación durante el año, aconsejan que se preste especial atención a las tarjetas que ofrecen descuentos durante las vacaciones.

"Aunque prometen ofertas y otros beneficios, no dejan en muchos casos de utilizar la metodología revolving y siguen teniendo los mismos peligros: intereses elevados y deudas que se alargan en el tiempo", alertan. El problema radica en los intereses, que pueden llegar a superar el 20% de TAE y el consumidor no siempre es informado correctamente. A partir de este porcentaje, la mayoría de jueces considera que el interés es usurario. No obstante, siguen existiendo a día de hoy miles de afectados cuya deuda comenzó a raíz de pagar unas vacaciones de esta forma.

"Las entidades son conocedoras de las necesidades de sus clientes y en estas fechas se ofertan muchas tarjetas que a primera vista parecen ventajosas y, sin embargo, pueden provocar que la deuda sea muy difícil de amortizar para el consumidor, por lo que debemos ser cautos e informarnos de todas las condiciones que implican antes de utilizarlas", advierten.

Como señalan los expertos, en base a casos concretos gestionados, en la mayoría de los casos, las tarjetas las comercializan las propias aerolíneas, hoteles o compañías de viaje pero también las ofrecen entidades financieras como Wizink, Bankinter, Caixabank, BBVA o Santander a través de ellas. La tarjeta Wizink Oro promete, por ejemplo, un vuelo totalmente gratis para dos personas, con tasas incluidas, si se gastan con ella más de 600 euros en tres meses. En esta oferta no se habla de los intereses, pero hay casos que fueron del 26,82% TAE.

Otro ejemplo es el de la tarjeta ofrecida por Halcón Viajes, que ofrece la modalidad de pago revolving y que puede implicar unos intereses del 26,82% TAE. Viajes Ecuador cuenta con una tarjeta similar por la que se puede pagar unos intereses al 26,72% de TAE. La Bankintercard Oro ofrece, entre otros, un seguro gratuito de asistencia y accidentes de hasta 500.000 euros si se utiliza para viajes; la TAE llega a ascender al 26,82%. Dos ejemplos de tarjetas ofertadas por aerolíneas son la Iberiacard, con un TAE del 29,84%, y la Air Europa SUMA VISA, con un TAE del 26,84%. Aparentemente parecen dedicadas a la fidelización de clientes con sus descuentos y regalos, pero esconden unos altos intereses que las convierten en muy peligrosas.

"Al ver que se comercializan con nombres de marcas conocidas, pensamos que no son tarjetas revolving, pero lo son. No son meras tarjetas de descuentos, sino que también tienen la opción de realizar disposiciones de crédito, con un tipo de interés muy elevado", explican desde la plataforma.

El mismo aviso lanzan desde la asociación de consumidores Asufin. Destacan que los dos repuntes anuales clásicos de compras y financiación coinciden con la campaña navideña y las vacaciones de verano, momentos en los que los consumidores deben extremar la precaución y saber exactamente cuánto van a terminar pagando y hasta cuándo. La media de precios del mercado se sitúa entre el 7%, de los préstamos al consumo, y el 18,88% de las tarjetas revolving, mucho más del doble, según los datos actualizados de su barómetro.

Además del alto tipo de interés que se paga por este tipo de tarjetas, son peligrosos los reclamos que emplean las comercializadoras para tentar al consumidor con estos productos. Esta tarjetas se ofrecen a menudo de manera gratuita, con el simple propósito de acumular puntos para bonificar las compras, con el riesgo de que en cualquier momento el usuario puede activar la opción revolving y habilitar con ello una línea de crédito sin plazo determinado que amortiza a través de pequeñas cuotas. Por tanto, tenemos una potente tarjeta de crédito con la apariencia inocua de una tarjeta de compras que ofrece ventajas.

Otro riesgo de la tarjeta revolving está en la amortización de la deuda, que puede hacerse a través de cuotas pactadas de muy bajo importe al mes. Todo lo que queda impagado genera intereses y contribuye a engordar una deuda de plazo incierto. Con un planteamiento así, el consumidor deja de ser consciente de lo que realmente debe y corre el riesgo de crear una bolsa de deuda superior, muchas veces, al capital prestado.

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