“En la primera parte del ciclo de crédito, es este y no las bolsas el que sale más beneficiado; en la segunda parte son ambos, crédito y bolsas, los que se aprecian en un contexto de mayor optimismo económico; en la tercera parte es la bolsa la que lo hace mejor, con el crédito manteniendo niveles o comenzando a mostrar indicios de primas demasiado bajas y/o exceso de oferta para la demanda existente; en la última fase, con precios de activos demasiado elevados y mayor riesgo macro, podemos ver como vuelve la aversión al riesgo entre los inversores”.

Es la explicación de José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi. “¿Dónde estamos? Parece evidente: en la tercera fase. ¿Qué no lo ven tan claro? El Mundo, ya lo saben, es complicado. Pero, nosotros tenemos una carta comodín como serían los bancos centrales. Y pueden ser muy persuasivos”, añade este experto.

“Con todo, al final la clave es la recuperación. ¿Realmente piensan que la recuperación económica mundial está en peligro? Estoy convencido que una parte significativa tiene dudas a la hora de responder a esta pregunta, lo que contrasta con el optimismo casi obsesivo que nos ha dominado en los dos últimos años. Y sin embargo, el crecimiento se siente en cada dato publicado. Desigual y débil, es cierto. Pero, al final crecimiento. Nosotros esperamos que el mundo crezca a ritmos del 3,2% este ejercicio desde el 2,7%. Y admito que tengo la sensación de que lo estamos infravalorando, considerando la caída de los precios de commodites. Especialmente el descenso de los precios del crudo. Aunque, como todos los ajustes estructurales, a corto plazo puede generar tensiones que deben ser asimiladas lo antes posible. Especialmente en los mercados financieros. Pero, de nuevo, para amortiguarlas tenemos a los bancos centrales”, explica Campuzano.

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“Pero, ¿y la volatilidad?”, se pregunta el estratega de Citi. “Los finales de ciclo del crédito (de crédito, económicos o de cualquier tipo) son coherentes con un escenario de mayor volatilidad. Pero, ¿un cambio tan brusco? Sin duda, es demasiado fuerte pasar de niveles mínimos incluso anteriores a la Crisis a casi doblarse de forma más reciente. Aunque siempre se puede hablar de una normalización, tras un exceso de confianza (o de infravaloración del/de los riesgo/s) que se han prolongado durante demasiado tiempo. Pero, también, parte de este fuerte repunte de la volatilidad puede ser un ejemplo más de las tensiones a las que me refería antes con respecto al desplome de los precios del crudo. Dudas sobre la situación de los países exportadores y dudas, más recientes, sobre la salud financiera de las petroleras de los países desarrollados. Pero, sin considerar por el momento tanto el mayor margen de maniobra de los bancos centrales con respecto a las medidas extraordinarias de liquidez como también al infravalorar el potencial impacto positivo de estos menores costes en la renta disponible de las familias. Buena parte de este análisis lo pudimos leer hace poco en las Actas del último FOMC. Para mí, meramente descriptivas del escenario actual. Para otros, muy informativas sobre el aplazamiento de hecho de cualquier inicio en la normalización monetaria. Veremos.

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En definitiva, liquidez y crecimiento: ¿qué más queremos para que vuelva el apetito por el riesgo desde los inversores? Es sólo cuestión de tiempo. ¿Y los riesgos a futuro? Claro que los hay. Y sin duda se van a traducir en episodios temporales de tensión en los mercados. Realmente es esto lo que tenemos que temer y no tanto la Crisis política que sigue desarrollando en muchas zonas. Es pronto en mi opinión para que tenga un desenlace, un accidente, que se nos escape de las manos. Comenzando por Grecia”, concluye Campuzano.

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