Si algo ha destacado en la actuación de la Unión Europea con la compra de vacunas contra el Covid-19 ha sido la unidad. Los 27 han ido todos a una y han negociado con las farmacéuticas como un organismo y no como 27 países. Sin embargo, esta unidad parece haber saltado por los aíres.
Austria, Dinamarca o República Checa estarían negociando con países como Israel para desarrollar su propia capacidad nacional de producción y reducir la dependencia de las fábricas europeas. El hartazgo de estos países se produce después de que farmacéuticas como AstraZeneca hayan incumplido su contrato en varias ocasiones retrasando la vacunación.
Tampoco está gustando la manera de actuar de la Agencia Europea del Medicamento (EMA por su siglas en inglés). Hay quien acusa al organismo de ser demasiado lento. Mientras en Estados Unidos ha comenzado esta semana la vacunación con el medicamento de Johnson & Johnson, en Europa su aprobación no se producirá hasta el 11 de marzo.
Uno de los más críticos ha sido el canciller austriaco, Sebastian Kurz. "La EMA es demasiado lenta en su aprobación y hay cuellos de botella en el suministro por parte de las empresas farmacéuticas". “Tenemos que prepararnos para más mutaciones y no debemos seguir dependiendo exclusivamente de la UE para la producción de las vacunas de segunda generación”, ha justificado su alianza con Israel.