El partido conservador de Theresa May incrementa la presión sobre la primera ministra para que establezca un calendario de su abandono de Downing Street. El grupo de 'tories' brexiteers, los diputados partidarios del abandono de la Unión Europea (UE) sin un acuerdo han llevado su juego al terreno del chantaje: si la 'premier' les da la fecha de su dimisión, respaldarán en el Parlamento su acuerdo.
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El acuerdo del Brexit de May no está muerto, pese al motín del Parlamento
La mandataria británica ya ha visto cómo la Cámara de los Comunes ha tumbado su Tratado de Retirada en dos ocasiones, pero no ceja en su empeño de someterlo una tercera vez a votación parlamentaria. Pero, eso sí, con garantías de que la Cámara baja de Westminster respaldará su acuerdo con Bruselas.
La 'premier' ve indicios de que los diputados proclives a romper por lo sano con la UE podrían votar a favor de su propuesta a regañadientes, en lugar de arriesgarse a que el Brexit se les escape por completo de las manos. A esto contribuye el motín de los diputados que han arrebatado a May el timón del Brexit este miércoles, cuando se llevarán a cabo una serie de votaciones -llamadas 'votos significativos en jerga parlamentaria- que pueden derivar en un divorcio que implique una Unión Aduanera o un tratado de comercio a la canadiense. Ante esta opción, preferirían dar su apoyo a la 'premier'.
En la sesión de este 27 de marzo, los parlamentarios presentarán sus propuestas que pueden y que pueden abarcar un amplio rango de opciones: el mismo acuerdo de May, una salida sin pacto, otro referéndum, revocar el Artículo 50, un tratado de libre comercio con unión aduanera o permanecer en el mercado único.
Por estos motivos, los 'brexiteers' temen que el proceso iniciado por los Comunes en lo que llaman un 'Brexit lento': una prórroga larga que derive en un divorcio en el que se mantengan estrechos lazos con la UE.
Boris Johnson, uno de los principales opositores de May, pareció allanar el camino para aceptar el acuerdo de May. En declaraciones al Telegraph lo describió como un "trato terrible, algo a lo que me opuse con amargura durante mucho tiempo". Sin embargo, dijo que necesitaba "ver que la segunda fase de las negociaciones será diferente de los primera". Ademas, destacó el riesgo de que no votar el acuerdo pueda llevar a que no haya Brexit.