El Banco Central Europeo (BCE) celebra su primera reunión del año este jueves en un momento en que los cierres y restricciones vuelven a ser la tónica en la zona euro ante la tercera ola del coronavirus. Sin embargo, poco espera el mercado del supervisor monetario después del amplio paquete de estímulos anunciado en diciembre, más allá de que vuelva a entonar sus viejas melodías: postura acomodaticia, necesidad de que la política fiscal sea la principal respuesta a la actual situación económica y vigilancia sobre el tipo de cambio del euro y sus efectos en la inflación.
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El BCE eleva a 1,85 billones la lucha contra el Covid y no se cierra a rebajar tiposCon 1,85 billones de euros en compras a través del programa emergencia para pandemias (PEPP por sus siglas en inglés), que garantizan flexibilidad plena al banco central hasta bien entrado 2022, y las operaciones de refinanciación de activos en curso, “hay muy poco que el BCE pueda, y quiera, hacer”, señalan los expertos de ING. Es una pequeña muestra del consenso de mercado que espera que el instituto emisor “hiberne” prácticamente toda la primera mitad del año, para dejar que sean los países quienes apliquen sus medidas para paliar las consecuencias económicas del virus, a partir de la ayuda paneuropea que está por llegar.
“El camino a corto plazo de la economía de la eurozona estará determinado por el virus, las vacunas, los cierres y el estímulo fiscal, no por un estímulo monetario adicional”, subrayan los analistas de la entidad holandesa. Pero eso no quiere decir que se vaya a quedar de brazos cruzados. En primer lugar, según destaca Konstantin Veit, gestor de PIMCO, el banco central se empleará a fondo en la revisión de su estrategia cuyas conclusiones “probablemente se inclinen hacia la política acomodaticia por más tiempo”. En segundo lugar, se mantendrá muy alerta ante un nuevo y rápido fortalecimiento del euro y un inesperado aumento de las expectativas de inflación en los mercados financieros.
Mientras que el BCE “se ocuparía de cualquier aumento temporal de la inflación general”, indican desde ING, “un euro más fuerte podría eventualmente desencadenar una relajación monetaria adicional, incluyendo posiblemente incluso un recorte de los tipos”. Sin embargo, la moneda comunitaria se ha alejado de los recientes máximos, “lo que ofrece al banco central un balón de oxígeno y un estímulo adicional”, apuntan por su parte desde BNY Mellon.
Con todo esto en mente, la autoridad monetaria señalará los retrasos en las vacunas como una cuestión a vigilar, evaluará cómo se desarrollan las condiciones macroeconómicas en los próximos meses y “responderá a cualquier endurecimiento material de las condiciones de financiación con el PEPP, en línea con su marco de control laxo de la curva de rendimiento”, incide Veit. Precisamente, Christine Lagarde y Luis de Guindos, presidenta y vicepresidente del BCE, la semana pasada señalaron que la recuperación económica se desarrollará en el segundo semestre, pero que para ello es necesario que se distribuyan eficazmente las vacunas y se levanten paulatinamente las medidas de bloqueo.
EL CRÉDITO A LA ECONOMÍA, LA ASIGNATURA PENDIENTE
Todas las medidas de estímulo adoptadas por el BCE “han tenido su impacto sobre los tipos de interés, logrando mitigar la volatilidad y llevando los diferenciales de los países más afectados por la crisis a los mismos niveles en que se encontraban antes de la pandemia”, subraya Juan Ramón Casanovas, gestor de Bank Degroof Petercam Spain. Los tipos de interés de la deuda púbica y el Euribor están cerca de los mínimos. Como muestra de lo anterior, el Banco de España logró en su subasta de deuda pública a 10 años del pasado 10 de diciembre colocar los bonos a un tipo de interés marginal negativo por primera vez en su historia.
Sin embargo, algo que no ha logrado el BCE, a pesar de haber dedicado grandes esfuerzos, “es que aumente el crédito a la economía real”, comenta. En los primeros compases de la crisis los bancos otorgaron liquidez a las empresas gracias a los avales de los Estados -en el caso de España estos se instrumentalizaron a través del Instituto de Crédito Oficial (ICO)-, pero la confianza empresarial sigue lastrada y la demanda de crédito para inversión aún no se ha recuperado.
En resumen, “esta será una reunión de balance del año anterior, de anuncio de previsiones de crecimiento económico y de inflación, y para exigir una vez más a los gobiernos medidas de estímulo fiscal que dinamicen la recuperación”, redondea este experto.