Aumenta de forma exponencial el número de ciudadanos que rechaza las terrazas Covid y quiere su eliminación directa, para volver a la normalidad de ruidos y espacios anteriores a la pandemia
Inicialmente, las distintas autoridades a lo largo del país implementaron como medidas de apoyo a la hostelería y a la restauración espacios para la ampliación de la superficie de sus terrazas, posibilitando la colocación de un mayor número de mesas permitidas por la autoridad sanitaria.
En un primer momento, hubo una gran implantación inicial en Madrid, Cataluña y el País Vasco, aunque ahora que parece que se ha asimilado que el coronavirus ya no supone un riesgo tan elevado como entonces, gran parte de la población las está empezando a rechazar estas terrazas.
LO QUE PONE A LAS TERRAZAS COVID CONTRA LAS CUERDAS
Alguno de los problemas que pueden generar las terrazas Covid, que no deja de ser una ampliación del espacio habitual del que disponían los restaurantes, bares o servicios de restauración en general para poner sus mesas y sillas, es el ruido en proporciones elevadas que producen y que se nota, sobre todo, por la noche.
A parte, también ocupa el espacio que esta destinado al tránsito de las personas, ya que ha sido muchos metros de acera los que se han ocupado para lograr esas ampliaciones.
ALGUNOS PUNTOS POSITIVOS QUE ABREN LA POSIBILIDAD DE MANTENERLAS
Pero obviamente no todo es malo. Poder poner más mesas y, por ende, sillas, ha permitido a las empresas no perder capacidad de venta y mantener o incluso superar el número de clientes que tenían antes de la pandemia, ya que había que respetar las restricciones Covid que se imponían sobre el aforo en interiores y, en este caso, exteriores.
Esto ha generado que la hostelería y la restauración hayan registrado una mejora sustancial de sus ingresos y en la calidad de vida de sus trabajadores, siendo uno de los sectores que más ha sufrido la pandemia por las restricciones que aún perduran en algunas comunidades autónomas.
Inicialmente, las terrazas Covid no deberían seguir una vez entrado el nuevo año, 2022, pero se está pendiente de confirmación por parte de los ayuntamientos. Madrid tiene en el aire que mantenga más allá del 31 de diciembre esta situación, que inicialmente lo había dado por hecho, teniendo que recular y limitar su uso por horario (hasta las 00:00h) de lunes a domingo, debido a la presión de los vecinos. La última palabra la tiene el consistorio, y la tomará definitivamente en las próximas semanas.
