ep archivo   un camion en una gasolinera
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La Asociación del Transporte Internacional por Carretera (Astic) ha advertido de la "debacle económica y desabastecimiento" al que España se enfrenta si el Gobierno no adopta "de forma inmediata" medidas para paliar los efectos que los altos precios de los carburantes están causando en el sector.

La patronal recuerda que el transporte de mercancías por carretera es "imprescindible" para abastecer tanto a la población como a casi todos los sectores económicos, sobre todo en un país como España, donde el 95% del movimiento terrestre de mercancías y el 70% de las exportaciones a Europa se realiza por carretera a cargo de 360.000 camiones.

Astic pone como ejemplo los confinamientos decretados por el coronavirus, durante los cuales el desabastecimiento también llegó a ser una realidad, que se consiguió aminorar gracias al transporte de mercancías, medicinas y otros elementos básicos para la población.

A raíz de las movilizaciones que protagonizó el sector el pasado mes de diciembre, el Gobierno ya ha establecido la obligatoriedad de revisar automáticamente el precio que los clientes pagan a los transportistas, excepto en los contratos que ya se incluya otro tipo de revisiones.

"Pedimos al Gobierno que actúe de inmediato, promoviendo un paquete de medidas que ayuden a estas empresas, como ya están empezando a hacer gobiernos como el portugués", explica el vicepresidente ejecutivo de Astic, Ramón Valdivia.

En concreto, propone que la Administración realice la devolución del gasóleo profesional con periodicidad mensual, en lugar de trimestral como se realiza ahora, para combatir el "estrangulamiento" financiero que sufren actualmente las empresas de transporte. Otra posible medida para facilitar liquidez a estas compañías sería rebajar las cotizaciones a la Seguridad Social,

Actualmente, el precio medio del gasóleo se encamina a superar 1,95 euros por litro, lo que supone una subida del 40% desde enero de 2021, un alza acelerada en estas dos primeras semanas de marzo, que se traduce en que ahora los transportistas de larga distancia deben desembolsar al mes una media de 2.000 euros más por camión en combustible.

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