"Lo que me parece extraordinario es que estén convirtiendo 40 años de modus operandi de una empresa familiar en un foco sobre una persona. Y esa persona soy yo… Porque habrá cientos de cuentas en otras jurisdicciones".
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El rey Juan Carlos I está en Emiratos Árabes Unidos desde el 3 de agostoSon las palabras de Corinna zu Sayn-Wittgenstein, también conocida como Corinna Larsen, en una nueva entrevista que ha concedido a la cadena británica BBC y que está teniendo una enorme repercusión pública. La empresaria alemana ha hablado en exclusiva sobre el regalo de millones de euros que le hizo Juan Carlos, sus denuncias de acoso por el servicio de inteligencia español y el polémico safari en Botswana.
El rey Juan Carlos I y Corinna zu Sayn-Wittgenstein se conocieron en una fiesta de tiro en febrero de 2004. Tras este evento estuvieron "hablando por teléfono durante meses". Según ella conectaron "de inmediato" y tenían "muchos intereses en común".
En un momento dado zu Sayn-Wittgenstein le preguntó al rey emérito cómo encajaría todo esto su esposa, la reina Sofía. "Dijo que tenían un acuerdo para representar a la Corona, pero que tenían vidas totalmente diferentes e independientes. Y el rey acababa de salir de una relación de casi 20 años con otra mujer que también ocupó un lugar muy importante en su corazón y su vida".
El rey y Zu Sayn-Wittgenstein se hicieron íntimos: "Inmediatamente se convirtió en una relación muy fuerte, profunda y significativa". Ella pasó tiempo con los amigos del rey y conoció a sus hijos.
En el año 2012 Juan Carlos viajó a Botswana con ella y su hijo al que regaló un safari con motivo de su décimo cumpleaños. Pero, durante ese viaje, el rey emérito sufrió un accidente: se cayó en su tienda de campaña de lujo y se rompió la cadera. Tuvieron que regresar de inmediato a España para ser hospitalizado. Poco después los medios revelaron que Juan Carlos había estado cazando elefantes, lo que provocó una oleada de protestas.
Eran tiempos difíciles para España que tenía una tasa de desempleo del 23%. Después de someterse a una operación, el rey Juan Carlos hizo su primera aparición pública en el hospital con un bastón. "Lo siento mucho", dijo. "Me he equivocado y no volverá a ocurrir", declaró.
Este viaje a África cambió significativamente la imagen que se tenía del monarca: "Primero, que el rey era abiertamente infiel a la reina Sofía. En segundo lugar, que al visitar un país en el que España no tenía representación diplomática, el rey, como jefe de Estado, quedaba fuera del radar del gobierno español en medio de una fuerte crisis económica. Y en tercer lugar, que era un viaje muy caro y no sabíamos quién lo pagó. Creó una imagen terrible del rey", explica José Antonio Zarzalejos, exeditor del diario español ABC, de línea conservadora y a favor de la monarquía.
Tres años antes de ese incidente, en 2009, Juan Carlos le dijo al padre de zu Sayn-Wittgenstein que quería casarse con ella. "Yo estaba muy enamorada de él, pero anticipaba -soy estratega política- que iba a ser muy difícil. Y pensé que podría desestabilizar la monarquía". Finalmente se descartó la idea de la boda y el romance terminó ese mismo año.
El padre de zu Sayn-Wittgenstein murió de cáncer de páncreas. "Para mi gran sorpresa, justo después del funeral, el rey me dijo que mantenía una relación con otra mujer desde hacía tres años". Ella afirmó quedar "devastada" porque creía que tenía una relación exclusiva con el rey Juan Carlos I, sin contar con la reina Sofía.
Siguieron siendo amigos, en parte porque el rey tenía una buena relación con los niños de ella. A finales de 2009, Juan Carlos pidió verla."Tenía malas noticias para mí. Le habían diagnosticado un tumor en el pulmón y estaba convencido de que era cáncer. Estaba aterrado. Dijo que su familia no sabía nada. Y yo no quería abandonarlo, por lo que permanecí como una amiga muy entregada, leal y cercana durante el tiempo en que estuvo muy mal".
El rey Juan Carlos I fue operado en 2010 y pidió a zu Sayn-Wittgenstein que estuviera en el hospital con él. "Dormí en un sofá junto a su cama antes de la operación porque estaba muy nervioso", indica. "Pero la biopsia reveló que el tumor era benigno".
"Cuando la reina Sofía y algunos de sus cortesanos se dieron cuenta de lo serio que era el rey conmigo se desarrolló un nivel de hostilidad bastante alto". Aún así la amistad con Juan Carlos continuó.
Después del viaje africano, Zu Sayn-Wittgenstein alega que empezó a recibir una atención no deseada del servicio de inteligencia español: el Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Según sus afirmaciones el primer objetivo fue su apartamento en Mónaco. "El apartamento fue ocupado mientras yo estaba de viaje", relata.¿Qué buscaban? "Documentos, y de forma muy exhaustiva… Se quedaron allí semanas y semanas".
Zu Sayn-Wittgenstein denuncia que la siguieron durante un viaje de negocios a Brasil. Y que recibió una amenaza anónima de muerte en la que le decían que hay muchos túneles entre Mónaco y Niza, una alusión al choque en el que murió la princesa Diana de Gales en París. En su apartamento suizo, dice, alguien dejó en el salón un libro sobre la muerte de la princesa.
Posteriormente, en 2012, Zu Sayn-Wittgenstein relata que el entonces jefe de la inteligencia española, Félix Sanz Roldán, le hizo una visita en Londres. "Dijo que lo enviaba el rey", relata. "La primera advertencia era que no hablara con la prensa. Dijo que si no seguía las instrucciones, no podía garantizar mi seguridad física ni la de mis hijos".
En cuanto a la transferencia de los 65 millones de euros que Juan Carlos I le habría hecho con lo que le quedaba de los cien millones del rey Abdulá de Arabia Saudí, Corinna Larsen se sorprendió mucho porque lo consideraba “un regalo enormemente generoso”. Voló a Madrid para agradecerle personalmente el regalo al monarca.
“Era gratitud por haberle cuidado durante sus peores momentos (...) Creo que se quedó muy sorprendido al comprender el alcance de la presión a la que me habían sometido y el efecto destructivo sobre mi reputación”, asegura la empresaria alemana.
Zu Sayn-Wittgenstein no tiene todavía claro si devolverá el dinero por su origen dudoso, prefiere dejarlo en manos del fiscal suizo. “En ese caso todos tienen que devolverlo todo. Me parece extraordinario que estén convirtiendo 40 años de modus operandi de una empresa familiar en un foco sobre una persona. Y esa persona soy yo. Porque habrá cientos de cuentas en otras jurisdicciones”.
Corinna asegura a la BBC que no se arrepiente de lo que hubo con Juan Carlos I: “Tengo sentimientos muy sinceros con él y me entristece extremadamente el rumbo que han tomado las cosas”.