- Se negó a ponerse el cinturón diciendo que 'Yo no me pongo cinturón. Tuve un accidente a los 18 y casi me quedo atrapado por el maldito cinturón.'
- 'Sentí mucha frustración porque yo soy muy reivindicativa y en una situación cara a cara fui incapaz de pararle los pies a este señor.'
La periodista Sabina Urraca ha montado la polémica con un artículo titulado Pesadilla en Blablacar en el que narra cómo fue la experiencia de su último viaje a través de esta aplicación en compañía de Álvaro de Marichalar, entre otros.
La periodista expresa lo mal que lo pasó con el excuñado de la infanta Elena en el viaje de Logroño- Madrid "Era un señor alto, como recién salido de una fiesta en Ibiza con el Conde Lecquio. Pantalón pescador de lino, castellanos sin calcetines, camisa de lino azul marina y un poco arrugada. Bronceado estridente, casi naranja. Y, cómo no, ristra de pulseras ibicencas en la muñeca, con una cintita con la bandera de España asomando orgullosamente entre ellas. Desde el momento en el que entró en el coche dio la impresión de que estaba absolutamente pirado", escribió la periodista en el artículo sobre Marichalar.
Urraca sigue diciendo que, "Empezó a flotar una incomodidad extraña, pero sólo para los tres plebeyos. Él se repantigó en el asiento trasero y empezó una sucesión interminable de llamadas de negocios en distintos idiomas. A partir de entonces, y hasta Madrid, fue imposible mantener una conversación normal. Si alguno sospechaba algo, desde su primera llamada lo supimos con certeza", relata.
"Yo no me pongo cinturón. Tuve un accidente a los 18 y casi me quedo atrapado por el maldito cinturón."
La periodista cuenta que Marichalar al parar a medio camino para tomar un café y estirar las piernas, decidió quitarle el asiento delantero sin previo aviso, "No me pidió permiso, no me explicó educadamente el porqué de este cambio. Simplemente me dijo: Ahora yo voy a ir delante"
Además se negó a ponerse el cinturón diciendo que "Yo no me pongo cinturón. Tuve un accidente a los 18 y casi me quedo atrapado por el maldito cinturón."
Según explica en su artículo, la joven se preguntaba "qué leches hacía este miembro de la realeza cogiendo un Blablacar. La respuesta, en realidad, la daba él cada vez que hablaba por teléfono con alguno de sus inversores: Sí, estoy de camino. me están llevando a Madrid"
"Sentí mucha frustración porque yo soy muy reivindicativa y en una situación cara a cara fui incapaz de pararle los pies a este señor."
La periodista termina comparando su viaje con Marichalar con la situación de nuestro país: "Sentí que ese coche era una metáfora de España, en que la gente normal vivimos a merced de lo que quieran los poderosos, que pueden actuar a su entera conveniencia mientras los demás ni pinchamos ni cortamos. España era un coche de Blablacar, un país al que le estaban robando su tiempo su conversación y su derecho a estar tranquilo. Sentí mucha frustración porque yo soy muy reivindicativa, asisto a manifestaciones, me quejo de injusticias y en una situación cara a cara fui incapaz de pararle los pies a este señor. Por eso lo escribí todo en este artículo"
El empresario tras la gran polémica que ha suscitado este viaje ha querido contestar a la periodista y tal y como informa Vanitatis, se ha extrañado al recordar un viaje que para él había sido “maravilloso” y no alcanzaba a entender las razones de aquel ataque tan “gratuito”. Confesaba sentirse totalmente traicionado por aquellos compañeros de viaje y lamentaba que en España no existiera la dignidad y el sentido del honor y, sobre todo, que la citada periodista se hubiese aprovechado de su buena voluntad “para conseguir dos minutos de gloria”.
Marichalar le dice "desconocías, por ejemplo, que la proclamación de la República en abril del 31 fue un GOLPE con mayúsculas. ESE FUE EL GOLPE para gran desgracia de España…"
"No sabías hablar" prosigue. "No lograbas debatir. Desconocías, por ejemplo, que la proclamación –FRAUDULENTA– de la República en abril del 31 fue un GOLPE con mayúsculas. ESE FUE EL GOLPE para gran desgracia de España… Franco (y la mitad de España que se levantó contra el absoluto desastre republicano) fue su consecuencia directa. Otro golpe, sí, para gran desgracia de España, otra vez. Para vivir en concordia hay que conocer la historia y saber perdonar y abrazar”.
Para finalizar el empresario y deportista le dice que “A mí ya no me duelen las balas como las tuyas; hace tiempo que logré hacerme transparente a los cuchillos de indignidad que intentaron hacerme temblar y renunciar a proclamar siempre la verdad y los principios en los que vivo. No tengo miedo de ti. Lo siento por ti. Dios te ayude. Te perdono ahora y mañana”.