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Trabajadores sector industrialREBECCA COOK - Archivo

A pesar de que cada sector tiene unas circunstancias particulares, podemos afirmar que la industria sigue viéndose afectada por un entorno inflacionario. Si bien es cierto que hay incrementos de costes que ya están asumidos, como los incrementos laborales, el transporte, determinadas materias primas y componentes, y que el precio de la electricidad y el gas han bajado de forma notable en comparación al 2022, el coste de la energía sigue siendo muy elevado con respecto a los niveles prepandemia.

En este sentido, el precio del gas es más de tres veces superior al de 2019 y algunas materias primas, que en períodos de recesión o de poco crecimiento global marcaban precios muy bajos, han incrementado notablemente su precio mínimo.

Este es el caso del mineral de hierro que, por ejemplo, en la crisis del período 2015-18 cotizaba entre 40 USD/t y 80 USD/t, y que en las correcciones de los últimos años ha bajado hasta los 80 USD/t, cotizando ahora en torno a 115 USD/t. Lo mismo ocurre con el níquel y el cobre que, a pesar de que su precio también ha bajado, cotizan en niveles altos, todo esto, además, en un contexto de fortaleza del dólar.

Asimismo, en algunas referencias de acero, los precios actuales (más bajos que en los dos años precedentes) eran los precios máximos de otros ciclos, con lo que podemos intuir que en buena parte de los productos industriales que se fabrican, el incremento de los costes de producción o aprovisionamientos ha venido, probablemente, para quedarse.

En estas circunstancias, las compañías han subido los precios de todos sus productos con más o menos rapidez, dependiendo de los productos y, normalmente, en varias fases.

Los proveedores de automoción están traspasando los costes de las materias primas hacia los OEMs y también negocian con sus clientes subidas de precios adicionales para compensar la inflación de costes. Esto confluye con la presión laboral que en algunas geografías, como Norteamérica, están soportando los propios fabricantes de automóviles. Parte lo podrán pasar al cliente final y parte lo tendrán que compensar con mejoras operacionales e incrementos de productividad, en su intento de preservar los márgenes.

En CIE Automotive ya hemos visto la recuperación del margen EBITDA desde el 17,1% en el tercer trimestre de 2022 al 18% en el mismo periodo de 2023. En el caso de Gestamp, por su parte, esperamos crecimientos de doble dígito en EBITDA.

Otras compañías que tenían contratos antiguos por tener un ciclo de producción más largo, como las compañías ferroviarias, se han visto afectadas en los márgenes por los contratos cerrados antes de la escalada inflacionaria y han pasado por trimestres de mayor impacto en los márgenes. Los nuevos contratos incorporan nuevos mecanismos de protección contra la inflación de costes y mejores precios, por lo que esperamos una progresiva recuperación de márgenes, a lo que también contribuirá las elevadas carteras de pedidos que permiten una mayor dilución de los costes fijos.

Los costes energéticos han afectado mucho a las compañías con hornos. En el caso de los fabricantes de botellas, como Vidrala, hemos visto que han tenido que subir los precios cerca de un 40% en 2 años para mitigar el enorme incremento de costes energéticos. Aunque el sector pasa por una fase de debilidad de la demanda, Vidrala está más protegida ahora frente a las oscilaciones de la energía y ha reiterado la guía de un margen EBITDA del 25% para este año.

Los fabricantes de acero forman otro de los sectores que más impacto energético ha tenido, aunque tanto en 2021 como en 2022 lo han podido compensar de sobra, especialmente, con los altísimos precios del acero con los que obtuvieron cifras de beneficios récord. Estas compañías afrontan los próximos trimestres en un contexto de debilidad de sus mercados, debido al proceso de reducción de existencias y una menor demanda, lo que conlleva precios más bajos, y menor producción y utilización de la capacidad productiva.

De esta situación escapa Tubacex, que vive tiempos de récord gracias a que el mercado energético se encuentra en expansión, después de más de 7 años de recortes de inversiones. El gas, la energía nuclear y el hidrógeno, entre otros, demandan los productos de más valor añadido de Tubacex, que sigue añadiendo contratos a la cartera y va ganando visibilidad para 2024. La compañía ha adelantado el cumplimiento de la mayor parte de los objetivos de 2025 y los actualizará en noviembre.

Otra de las compañías que se está beneficiando de la nueva ola inversora en la industria energética es Técnicas Reunidas que en 2023 podría adjudicarse más de 5 millardos en proyectos (con una estrategia de asumir menos riesgos) y cuyos resultados esperamos que sigan mejorando.

Asimismo, la inversión de las compañías eléctricas en distribución, transmisión y generación eléctrica, que seguirá siendo muy elevada, es un buen catalizador para compañías como Arteche, que sigue repercutiendo la inflación de costes a los precios. Este hecho unido a unos mayores volúmenes y eficiencias productivas, le está permitiendo mejorar los márgenes.

Por otra parte, Nicolás Correa es una de las compañías industriales que mejores resultados está obteniendo. Ha conseguido traspasar la inflación de costes por el buen momento del sector, mejorando la eficiencia del proceso productivo de las fresadoras, lo que unido al fuerte aumento de volúmenes ha permitido mejorar los márgenes de forma notable. La importante cartera de pedidos está mejorando la visibilidad de 2024.

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