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La presidenta ejecutiva del Banco Santander, Ana BotínEduardo Parra - Europa Press
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Unos 3.100 millones de euros en capitalización bursátil. Eso es lo que le costó a Banco Santander que su nombre fuera vinculado con Irán, uno de los principales países señalados por Estados Unidos en su lista de naciones que financian actividades terroristas.

El mero hecho de que 'Financial Times', uno de los diarios económicos más influyentes del mundo, publicara este lunes en su portada que el régimen iraní ha utilizado cuentas de Santander UK para evitar las sanciones económicas aplicadas por Washington fue suficiente para provocar una debacle bursátil.

Un auténtico 'lunes negro' para el banco español, que se produjo justamente en un momento dulce para la entidad, que la semana anterior había registrado fortísimas ganancias en bolsa, al calor de unos resultados que fueron muy bien recibidos por el mercado.

El valor cerró en 3,88 euros el pasado viernes, con subidas semanales superiores al 6%, lo que había elevado su capitalización bursátil hasta casi 61.400 millones de euros. Pero este lunes, cayó un 5%, hasta 3,685 euros, lo que redujo su valor en bolsa hasta 58.300 millones. Aunque este martes ha rebotado un 1,71%, hasta 3,75 euros.

El banco señaló que "no ha incumplido la normativa estadounidense sobre sanciones impuestas a terceros de acuerdo con nuestra investigación"; y añadió que "continuará colaborando proactivamente con las autoridades británicas y estadounidenses pertinentes". Pero esto no fue suficiente para detener su caída.

SE ANTICIPA UNA INVESTIGACIÓN DEL SUPERVISOR

Como dicen los expertos de Bankinter, "desconocemos el importe de las transferencias, los detalles concretos de la operativa y la veracidad de los hechos. El problema es que este tipo de noticias suele conllevar una investigación por parte del supervisor bancario que audita los procedimientos de control y cumplimiento normativo de las entidades".

Además, según su valoración, la noticia pone de manifiesto "el riesgo de potenciales deficiencias en el control de las operaciones, que habitualmente se traducen en sanciones económicas".

"EL PELIGRO DE UN PROBLEMA MAYOR"

El castigo del mercado fue debido "a la alta sensibilidad en torno a esta área, particularmente en el contexto actual, porque existe el peligro de que pueda convertirse en un problema mayor", comentó Russ Mould, director de Inversiones de AJ Bell.

Tal vez ese sea el mayor problema para Santander, además del impacto mediático generado. Porque la tensión geopolítica entre Estados Unidos e Irán ha aumentado exponencialmente en las últimas semanas, después de que un grupo terrorista islámico financiado por Teherán matara a tres militares estadounidenses en el ataque a una base americana de Jordania.

"Creemos que la muerte de tres militares estadounidenses en Jordania marca un punto de inflexión crítico en el conflicto en curso en Oriente Medio y plantea el espectro de una participación más sustancial de Estados Unidos en la guerra", señalaron los expertos de RBC tras conocer el incidente.

Hay que recordar también que Santander tiene una parte muy importante de su negocio en Estados Unidos, y que uno de sus objetivos más ambiciosos es seguir creciendo en ese mercado, para lo cual está contratando a cientos de banqueros privados. Además, los grandes accionistas institucionales, en su mayoría fondos americanos, también son muy sensibles a este tipo de noticias.

Y, evidentemente, que el nombre de Santander se vincule a Irán no ayuda en nada a la imagen de marca del banco en el mercado americano, lo cual puede afectar a sus perspectivas de crecimiento. Además, las autoridades estadounidenses aumentarán su escrutinio sobre la entidad, después de la enorme repercusión que ha provocado la información del 'Financial Times'.

PREOCUPACIONES REGULATORIAS

"Este escándalo no solo impacta las acciones de Santander, sino que también refuerza las preocupaciones regulatorias sobre el manejo de sus operaciones", explica Sergio Ávila, analista de IG.

"En el pasado, otros bancos europeos enfrentaron multas significativas por incumplimiento de sanciones estadounidenses sobre Irán, y ahora Santander enfrenta la presión de aclarar su vinculación en este caso potencialmente sancionable", añade.

Así las cosas, Santander afronta una nueva crisis reputacional que ya le ha costado 3.100 millones de euros de valor en bolsa. Habrá que ver cómo evoluciona el flujo informativo para este asunto antes de calibrar más detalladamente cuál puede ser el impacto final para el banco.

Pero lo cierto es que la vinculación de la marca Santander con el régimen de Irán no ha podido llegar en un momento más inoportuno para el banco presidido por Ana Botín.

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