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El Grupo Tragsa está llevando a cabo, en colaboración con Repsol, un proyecto para utilizar combustible renovable en su maquinaria pesada con el fin de avanzar en la descarbonización y reducir así sus emisiones de gases de efecto invernadero.
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Se trata, en concreto, de un biocombustible avanzado que se produce a través de un proceso de economía circular con residuos orgánicos del sector agroalimentario y forestal, aceites usados o grasas animales que no se destinan a la alimentación, según ha explicado Tragsa en una nota de prensa.
Este combustible, que cumple con las certificaciones de sostenibilidad que exige la Directiva de Energía Renovable de la Unión Europea, se está probando inicialmente en una excavadora de orugas de 24 toneladas de peso, con un motor diésel de 200 caballos de potencia.
A lo largo de unos tres meses, se evaluará cómo se comporta la máquina con el uso de este nuevo combustible, para determinar cuál es el consumo medio con este combustible renovable en comparación con el combustible tradicional y si hay influencia en el rendimiento de la máquina.
DESCARBONIZACIÓN DE LA MAQUINARIA
Con este proyecto de innovación, el Grupo Tragsa pretende impulsar la descarbonización de su parque de maquinaria, compuesto por más de 4.300 unidades, entre máquinas y vehículos, y disminuir la cantidad de emisiones que genera.
La compañía ha indicado que, según los estudios previos, los combustibles renovables podrían significar una reducción de las emisiones netas de dióxido de carbono del 90% y, además, son compatibles con los vehículos actuales o maquinaria pesada sin necesidad de modificar los motores ni las infraestructuras de distribución y repostaje existentes.
El Grupo Tragsa ha afirmado que desde hace quince años realiza un inventario de las emisiones directas de gases de efecto invernadero de todas sus fuentes propias (alcance 1) y de las emisiones indirectas procedentes de la generación de electricidad adquirida y consumida (alcance 2).
UNA REDUCCIÓN DEL 12% DE LAS EMISIONES EN 2021
En 2021, la empresa perteneciente al Grupo SEPI emitió 37.340 toneladas de dióxido de carbono equivalente, lo que supone un 11,9% menos que en el ejercicio 2020, según ha precisado.
De estas emisiones, sólo 202 toneladas provienen del consumo eléctrico, ya que desde finales de 2019 el Grupo Tragsa compra energía verde procedente de renovables para todo su consumo eléctrico, evitando anualmente la emisión de unas 6.500 toneladas de CO2.
Asimismo, la compañía ha destacado que, por sexto año consecutivo, ha renovado su inscripción en el Registro de Huella de Carbono del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, haciendo pública la cantidad de CO2 emitido.