Thames Water, la mayor empresa de agua de Reino Unido, ha señalado que sus inversores acordaron inyectar 750 millones de libras esterlinas en la compañía con el objetivo de respaldar un plan de reestructuración que se extenderá hasta marzo de 2025, lo que ayudará a evitar su nacionalización.
No obstante, la entidad ha advertido que necesitará 2.500 millones de libras esterlinas adicionales de fondos de capital hasta 2030 para poder hacer frente a una deuda que alcanza los 14.000 millones de libras.
"La inversión adicional anunciada es el paquete de apoyo de capital más grande jamás visto en el sector del agua del Reino Unido y subraya el compromiso de nuestros accionistas de lograr la recuperación de Thames", ha afirmado el presidente de la empresa, Ian Marchant, en un comunicado.
A falta de asegurar esos fondos de los accionistas, la codirectora ejecutiva interina Cathryn Ross ha explicado que Thames Water no se encuentra en riesgo de ser absorbida por el gobierno.
"La financiación está sujeta a ciertas condiciones, incluida la preparación de un plan de negocios que sustente un cambio más centrado que ofrezca mejoras de rendimiento específicas para los clientes, el medio ambiente y otras partes interesadas", dice Victoria Scholar, jefa de inversiones de Interactive Investor.
Con todo, "la noticia de una inyección de efectivo de 750 millones de libras esterlinas en Thames Water proporcionó cierto alivio al sector de servicios públicos de agua en general, con Severn Trent y United Utilities encabezando el FTSE 100", indica Russ Mould, director de inversiones de AJ Bell.
Thames Water lleva tiempo bajo presión haciendo frente no solo a las subidas de los tipos de interés, sino también a las inversiones para mejorar unas infraestructuras obsoletas.
Asimismo, la compañía tiene un desempeño ambiental deficiente y ha informado de casi 8.000 derrames de aguas residuales durante los nueve meses hasta septiembre de 2022. En este sentido, a principios de julio, un tribunal británico le impuso una multa de 3,3 millones de libras esterlinas por contaminar un río en 2017.
"Al igual que muchas empresas, Thames Water también ha estado lidiando con el telón de fondo de la inflación de costes, particularmente de la energía y los productos químicos. Y más recientemente, su consejera delegada, Sarah Bentley, renunció mientras Thames Water sufrió su peor tasa de fugas en cinco años", opina Scholar.
"La inyección de inversión de este lunes es un acontecimiento bienvenido para Thames Water y reduce la probabilidad de colapso. Sin embargo, claramente aún queda mucho trabajo por hacer para reducir las fugas y los derrames de aguas residuales, reducir sus deudas y mejorar la rentabilidad", concluye Scholar.