Los fabricantes de chips no levantan cabeza y han caído este miércoles tras el desplome de Nvidia en Wall Street, que ha arrastrado a todo el sector. Una de las compañías que ha sufrido en bolsa es ASML, que ha cedido un 5,93% en medio de las preocupaciones por la economía de EEUU y la demanda de semiconductores.
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Todo después de que la empresa de Santa Clara se hundiera cerca de un 10% este martes, borrando 278.900 millones de dólares de valor, en la mayor pérdida de capitalización de mercado en un día para una acción estadounidense en la historia.
"La fuerte corrección de Nvidia ha terminado arrastrando tras de sí a todo el sector tecnológico, con los inversores cuestionando nuevamente las exigentes valoraciones de muchas de estas compañías y aprovechando el pesimismo reinante para realizar beneficios en estos valores", señalan desde Link Securities.
Las acciones de Nvidia rebotan este miércoles, a pesar de haber comenzando a la sesión a la baja y ante el avance de una investigación antimonopolio de EEUU. En este sentido, el Departamento de Justicia de Estados Unidos (DoJ), que previamente había distribuido cuestionarios a las empresas, ahora está emitiendo solicitudes legalmente vinculantes, que obligan a los destinatarios a entregar la información solicitada, según personas cercanas a la investigación.
La investigación se centra en si Nvidia está complicando el cambio a otros proveedores y penalizando a los clientes que no utilizan sus chips en exclusiva, debido a su liderazgo en el campo de la inteligencia artificial (IA).
"Ahora sabemos que las acusaciones antimonopolio son parte de la vida diaria de todas las grandes empresas tecnológicas. Van y vienen sin hacer demasiado daño a los potenciales de crecimiento de estas grandes tecnológicas, ya que muchas de ellas son monopolios naturales y otras se benefician naturalmente de sus posiciones dominantes en el mercado. Pero la noticia llega en un momento en el que Nvidia es vulnerable", afirma Ipek Ozkardeskaya, analista sénior de Swissquote Bank.
Y es que hace apenas una semana, la empresa publicó unos resultados espectaculares, dio un pronóstico sólido para el trimestre actual, anunció una gran recompra de acciones y abordó los problemas relacionados con el retraso del chip Blackwell diciendo que no hay nada de qué preocuparse. Pero, aun así, los inversores se centraron en los problemas potenciales, como qué pasaría si las grandes tecnológicas redujeran su gasto en inteligencia artificial.
Esto ha intensificado el temor en los mercados financieros, que ahora centran su atención en el informe de empleo de EEUU de agosto, que se dará a conocer el viernes, y que se ha convertido en un factor determinante para las bolsas mundiales.