Talgo ha iniciado las pruebas en vía del nuevo modelo de tren de alta velocidad, Talgo Avril, que Renfe podría estrenar en el último trimestre del año para sus líneas AVE y que había encargado hace cinco años por un importe total de 1.400 millones de euros por 30 unidades.
Talgo Avril es un tren con capacidad para 581 plazas, una velocidad máxima comercial de 330 kilómetros por hora y una composición de 12 coches de viajeros distribuidos a lo largo de 200 metros de longitud que se sitúan en un único piso y a la misma altura del andén, facilitando así la entrada de los pasajeros.
La primera unidad de este tren de muy alta velocidad ya ha comenzado esta semana sus primeros ensayos en vía, un paso que Talgo ha señalado como "decisivo" para la validación técnica antes de la puesta en servicio por parte de Renfe. La compañía ha previsto que las pruebas de homologación se realicen durante varias semanas en la línea de alta velocidad Madrid-Galicia, aunque podrían extenderse posteriormente a otros lugares de la red ferroviaria en España.
La firma ha defendido que estos nuevos trenes minimizan el consumo energético y multiplican la eficiencia, permitiendo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y mejorar la posición del tren como el modo de transporte más sostenible. El paquete de 30 trenes suministrados a Renfe se dividen en diferentes bloques en función de su configuración comercial interior, su capacidad para cambiar de ancho de vía (ibérico e internacional), y su equipamiento para ser operados también al norte de los Pirineos.
Así se podrán utilizar en la práctica totalidad de la red ferroviaria ibérica electrificada con catenaria y en las relaciones internacionales entre España y Francia. Otros comboyes de la compañía española ya circulan por Francia, Suiza, Italia, Portugal, Rusia, Bielorrusia o Polonia.
La compañía ya ha firmado con Renfe el mantenimiento de los 30 trenes por 316,6 millones de euros para un periodo de 30 años. Este importe corresponde solo a Talgo, que controla al 51% la sociedad con la que realiza los trabajos de mantenimiento, quedando el restante 49% en manos de Renfe.
La entrega de estos trenes estaba prevista para el tercer trimestre del año, pero, en abril del año pasado, la compañía informó que se realizará en el último trimestre como consecuencia de ciertas demoras provocadas por la pandemia de coronavirus.