No es habitual que un inversor se haga con el control de más del 75% del capital de una compañía y, al mismo tiempo, permita mantener cuatro puestos en el consejo de administración, incluida la presidencia, a la anterior propietaria de la empresa. Eso es, precisamente, lo que ha pasado en FCC.
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Este jueves, el inversor mexicano Carlos Slim certificó que tiene el poder en FCC, el grupo constructor en el que desembarcó hace casi seis años. El dueño de América Móvil ha ejecutado una garantía de deuda, de un préstamo, de Esther Koplowitz valorado en 843 millones de euros.
Con ese movimiento, Slim ha reforzado en más de un 15% su posición en el capital de la constructora, que eleva hasta el 76,6%. En cambio, Koplowitz pasa del 19,9% al 4,6%. Sin embargo, la empresaria logra mantener cuatro puestos en el consejo de administración, incluida, de momento, la presidencia, que ocupa Esther Alcocer Koplowitz.
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LA RELACIÓN
La ejecución de la deuda que ha restado poder real a Koplowitz se materializa porque estaba garantizada con más de 60 millones de acciones de la constructora. En origen, la deuda estaba contratada con Bankia y BBVA, hasta que hace dos años, fue adquirida por Inversora Carso (Slim) y que ahora, en plena epidemia de coronavirus, acaba de vencer.
Se escenifica así un paso más en la relación de los dos millonarios. Slim no tuvo las puertas de FCC abiertas de par en par. Al contrario, desembarcó en la compañía tras un tortuoso proceso de negociación de deuda entre la empresa y sus bancos acreedores. Se hizo con más del 25% del capital tras una ampliación en la que desembolsó cerca de 650 millones de euros; y después de que fracasaran las negociaciones con otro magnate, George Soros.
Y, desde entonces, la compañía ha remontado el vuelo, con vuelta a beneficios en 2017 y recuperación del dividendo un año después. Ahora, con la nueva crisis económica por la epidemia del Covid-19, FCC ya ha provisionado 20 millones (al cierre del primer trimestre) por el golpe a la construcción.