Scope Ratings mantiene su visión optimista del sector bancario europeo al considerar que "la mejora de la calidad de los activos, la solvencia y la liquidez apuntalan la calidad del crédito, y la subida de los tipos favorece la rentabilidad". No obstante, creen que hay ciertos factores a vigilar.
Según explica Pauline Lambert, directora ejecutiva del equipo de instituciones financieras de Scope Ratings, "los recientes acontecimientos animarán a los inversores a centrarse más en los términos y condiciones de los bonos adicionales de nivel 1 (AT1) y, dado que la clase de activos es aun relativamente nueva, los inversores también habrán obtenido un dato más sobre cómo pueden comportarse estos valores".
Al mismo tiempo, señala que hay dudas sobre si el mercado de AT1 sigue abierto para los bancos y a qué coste.
Como destaca, desde la depreciación de los valores AT1 de Credit Suisse, ningún banco europeo había emitido valores AT1 o Tier 2 hasta este 17 de abril. "También hay dudas sobre si ejecutarán las calls de los títulos en circulación. Aareal Bank y Deutsche Pfandbriefbank decidieron hacerlo para sus AT1 a finales de este mes, alegando las condiciones del mercado y los costes económicos. Raiffeisen Bank International, que amplió su AT1 en diciembre de 2022, podría volver a hacerlo el 15 de junio. El mercado sigue con interés la decisión de UniCredit sobre la call del 3 de junio".
Por su parte, el Banco Central Europeo (BCE) ha publicado los resultados del ejercicio SREP 2022 (proceso de revisión y evaluación supervisora, por sus siglas en inglés). Las puntuaciones globales se mantuvieron en general estables en comparación con el año anterior. Sin embargo, en el largo plazo, la proporción de puntuaciones globales que indican un nivel de riesgo medio-alto sigue aumentando.
¿Qué factores conviene entonces vigilar? Lambert comenta que el BCE sí puso de relieve algunas áreas de preocupación: la eficacia de los órganos de dirección en cuanto a su composición, idoneidad y capacidad de supervisión; cuestiones relacionadas con los marcos de gestión de riesgos, principalmente en relación con el apetito por el riesgo y las prácticas utilizadas para gestionar los riesgos climáticos y medioambientales; la insuficiente atención y recursos asignados a las funciones de cumplimiento y auditoría interna; y la existencia de plataformas informáticas fragmentadas y no armonizadas.
"Las distribuciones de capital previstas para 2023 son similares a las del año pasado, con un coeficiente de reparto medio del 51%. Las distribuciones se basan en proyecciones de capital específicas de cada banco en escenarios base y adversos, y están sujetas a revisión supervisora. Un puñado de bancos ajustaron sus planes de distribución en el marco del diálogo supervisor".
A la vista de los últimos acontecimientos, los reguladores han insistido más en la necesidad de actuar con cautela, "aunque no hemos visto que los bancos hayan renunciado a las políticas de dividendos anunciadas ni a la recompra de acciones", afirma.