La toma de posesión de Andrea Orcel como consejero delegado del Banco Santander puede aplazarse más allá de la fecha prevista, el próximo 1 de enero. El motivo es un choque entre su nuevo empleador y el antiguo, el banco suizo UBS, por los 20 millones de euros de bonus a los que tiene derecho el banquero italiano. Un asunto que se ha enquistado y que, hasta que no se resuelva, no permite que se consume su incorporación a la primera entidad española, según fuentes conocedoras de la situación.
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El propio Santander anunció en octubre que se haría cargo de esa cantidad para facilitar el fichaje. Se trata de una práctica habitual en el mundo empresarial: si un directivo abandona una firma, pierde el derecho a cobrar retribuciones variables y diferidas (el finiquito, podríamos decir). Lógicamente, no está dispuesto a ello, por lo que exige a quien le contrata que le compense por el dinero que deja percibir. Ocurrió en la incorporación de Emilio Saracho al Banco Popular y suele llamarse "prima de fichaje".
No es la primera vez que Santander asume estas cantidades para fichar altos ejecutivos. Sin embargo, parece que esta voluntad inicial se ha venido abajo. ¿Por qué? Algunas fuentes sostienen que Ana Botín pretende ahorrarse esa cantidad y está presionando a UBS para que sea ella la que haga efectivos los 20 millones. Un portavoz de Santander declinó hacer comentarios al respecto.
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El experto en compras Orcel, vuelta a la filosofía de Emilio Botín: crecer o morir"Es la práctica habitual de los clientes con los bancos de inversión: si no cedes, no harás negocio con nosotros", asegura una de estas fuentes. Y el negocio del Santander con UBS puede ser muy superior a esa cantidad en los próximos años. Casi todo el mundo está convencido de que el fichaje de Orcel responde a la búsqueda de operaciones corporativas -no tiene experiencia en banca comercial-, que dejan pingües comisiones a la banca de negocios. Y se supone que el banquero tendría a su antigua casa en sus oraciones para estas ocasiones.
DURAS NEGOCIACIONES
Aunque no haga adquisiciones, el Santander tendrá que acometer muchas operaciones en los próximos años: emisiones de distintos tipos de deuda exigidas por la normativa contable, tal vez ampliaciones de capital, salidas a bolsa de filiales, ventas de activos, etc. Y todas ellas dejarán notables comisiones que interesan mucho a UBS.
No obstante, las fuentes consultadas aseguran que el banco suizo está siendo duro de pelar y que exige a su vez compensaciones, en forma de garantías de ese negocio futuro. Todo el mundo espera que se alcance un acuerdo que favorezca a todas las partes (Santander, UBS y el propio Orcel), pero alcanzarlo puede tardar más de lo que queda de año.
En caso de que no sea posible, la incorporación del banquero italiano a su nuevo puesto tendrá que aplazarse.Y, en consecuencia, José Antonio Álvarez tendría que permanecer como número dos de Ana Botín hasta que se resuelva le negociación