andrea orcel ana botin santander
Andrea Orcel y Ana Botín.
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Banco Santander ha cerrado en negativo (-0,61%, 2,7 euros) tras conocerse que ha perdido el juicio contra el italiano Andrea Orcel por su fichaje frustrado como consejero delegado, motivo por el cual deberá indemnizarle con 68 millones de euros.

Bien porque los inversores pensaran que tenía difícil ganar la contienda, con lo que este resultado estaría ya descontado, bien porque se considere un contratiempo menor para el banco, lo cierto es que la noticia no está teniendo impacto en los títulos de la entidad cántabra.

"No es un hito realmente disruptivo en la cuenta de resultados. Esa cantidad (68 millones) es un fastidio, pero no es nada frente a la previsión de ganar 8.400 millones en 2022. Es realmente irrelevante", explica a Bolsamanía Nuria Álvarez, experta de Renta 4. Añade Álvarez que todos los bancos tiene "un montón" de litigios abiertos e insiste en que, aunque no son similares a éste, realmente la cantidad "no es nada" en comparación con lo que prevé ganar.

Por otro lado, Álvarez reconoce que todo lo que ha ocurrido con Orcel y Santander realmente "no se ha gestionado correctamente". La entidad comunicó el fichaje del italiano el 25 de septiembre de 2018 y apenas cuatro meses después, en enero de 2019, anunció que dejaba sin efecto el nombramiento.

El proceso ha girado en torno a dos aspectos. Primero, si la carta oferta recibida por Andrea Orcel, por entonces el banquero estrella de UBS, por parte de Santander, era un contrato válido. Y, segundo, si Santander sabía en el momento de hacer su oferta a Orcel que UBS no estaba dispuesto a pagarle parte del bonus diferido (‘buy out’) al que debía renunciar para fichar como CEO del banco cántabro.

El presidente de UBS, Axel Weber, dejó claro en su última declaración en el juicio que tanto Orcel como Ana Botín sabían que el banco suizo no asumiría parte del bonus antes de firmar el acuerdo. Weber remarcó que Botín era consciente de que no iban a modificar los términos del ‘gardening leave’ (expresión con la que se conoce el periodo entre dos trabajos) ni del bonus desde el principio, aunque luego la entidad -e incluso el propio Orcel- siguiera intentando conseguir un cambio de opinión.

A nivel reputacional, todo lo que ha ocurrido con Orcel no debería impactar en el interés que Santander despierta en los inversores internacionales, por mucho que se haya hecho como se ha hecho, añade Nuria Álvarez.

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