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Santander no tira la toalla con su Ciudad Financiera. Aún tiene dos balas para intentar hacerse con el complejo: un recurso de reposición y el derecho de adquisición preferente. En principio el banco va a utilizar la primera de ellas, pero en el mercado no se descarta que finalmente active el derecho de compra si el juzgado no le da la razón.
El Juzgado de lo Mercantil número 9 de Madrid ha declarado la oferta presentada por los hermanos Simon y David Reuben a través de Sorlinda Investment como la mejor de las formuladas, por delante de la de Santander. Los inversores ofrecieron 283,73 millones de euros por el complejo de la entidad, mientras que el banco pujó con 232,2 millones. La tercera mejor oferta fue la de Lulia Spain (159,5 millones).
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La oferta de los hermanos Reuben por la Ciudad Financiera mejora la de SantanderEl juzgado se pronuncia así después de que la administración concursal encargada del procedimiento de liquidación de Marme Inversiones 2007, dueña de la sede de la entidad que preside Ana Botín, le pidiera que considerara ganadora a la oferta presentada por Sorlinda Investment.
Santander quiere recuperar el control de su sede central, por lo que va a presentar un recurso de reposición ante el juzgado. Este movimiento pretende cuestionar la validez de la oferta presentada por los Reuben. De darle la razón el juzgado, la oferta de Santander se quedaría como la mejor.
Sin embargo, la entidad tiene otra bala para hacerse con la Ciudad Financiera. El auto del Juzgado de lo Mercantil número 9 de Madrid declara la oferta de los Reuben como la que debería prevalecer para el proceso de venta, pero no significa que estos inversores sean automáticamente los ganadores, por lo que el proceso no termina aquí.
En el caso de que el recurso de reposición sea desestimado por el juzgado, Santander aún tiene la posibilidad de ejercer su derecho de adquisición preferente y no descarta utilizarlo, según informan a Bolsamanía fuentes del mercado. Para ello, debería mejorar la oferta de los Reuben y presentar avales ante el juzgado que, en todo caso, tendría la última palabra.