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A contrarreloj y con 26.000 puestos de trabajo en la mano. Mijaíl Fridman, fundador de LetterOne, el fondo propietario del casi 70% de DIA tras la opa, logró en la tarde del lunes arrancar a Santander la firma que le faltaba en el acuerdo de refinanciación que salva la quiebra de DIA. Según fuentes cercanas a las negociaciones, el texto que ha firmado la entidad es el mismo que suscribió el resto de acreedores, de forma que el banco ha decidido, apelando a la “responsabilidad”, dar un paso al frente para salvar a la distribuidora de un concurso de acreedores que habría puesto fin a su existencia.
En las negociaciones, la línea roja de Santander eran los bonistas. La entidad no veía justo que la banca asumiera pérdidas por el crédito sindicado de 912 millones que le concedió sin que los tenedores de bonos de DIA se hicieran cargo de, al menos, una parte. Ceder en este sentido sentaría un peligroso precedente para Santander: que en la próxima negociación de una deuda la otra parte utilizara el ejemplo de DIA para evitar que sus bonistas pagaran en caso de crisis.
El banco defendió esta posición desde el inicio. En el banco de Ana Botín se entendía que en un proceso como este, en el que se realiza el aplazamiento de la deuda hasta 2023, tendrían que provisionar una parte en sus resultados de este año. Aun así, la provisión sería menor que llegado el caso de un concurso de acreedores, en el que la legislación marca un 25% de entrada y el 100% en un año.
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DIA: LetterOne pacta con la banca aplazar la deuda a 2023 y logra más liquidezEl malestar de Santander por el "trato discriminatorio" que LetterOne daba a la banca acreedora frente a los bonistas ha tensado la cuerda hasta el final de las negociaciones.
El fondo pretendía, además de restablecer el equilibrio patrimonial de la compañía (DIA tiene un patrimonio neto negativo de 175 millones, según las cuentas del primer trimestre), reembolsar los bonos que vencen en julio, cuyo importe asciende a 308 millones. LetterOne no ha hecho mención a conversaciones con los bonistas sobre el futuro de este vencimiento, pero sí manifestó que no tocaría ni los de este año ni los que vencen en 2021 y 2023.
La propia Botín había afirmado en la tarde del lunes que la cuestión de los bonistas le parecía "discriminatoria" y lamentó que "reciban el 100% y a los bancos españoles les ofrezcan algo que es realmente muy inferior". Minutos más tarde desvelaba en Twitter que Fridman había cedido a sus pretensiones.
SIN OBLIGACIÓN
Las palabras de la presidenta de Santander daban a entender que el magnate ruso había cambiado los términos del acuerdo para repercutir también sobre los bonistas el peso de la crisis de DIA. Sin embargo, el pacto que ha firmado el banco a última hora de este lunes es el que ya estaba aprobado por los otros 16 acreedores y la única mención a los bonistas es la intención de buscar fondos para, entre otros destinos, refinanciar los bonos que vencen en 2021.
El documento añade una frase que difumina una hipotética victoria de Santander: “A efectos aclaratorios, DIA no asume una obligación de refinanciar los bonos con vencimiento en 2021”, señala el documento remitido por Fridman al supervisor una hora y media después del anuncio de Botín en Twitter.
El acuerdo cerrado con los acreedores bancarios garantiza a LetterOne sus exigencias para seguir invirtiendo en DIA: aplaza toda la deuda hasta 2023; le proporciona 380 millones de nueva financiación; garantiza que no tenga que amortizar deuda de forma anticipada con lo que saque de vender Clarel y Max Descuento; y libera de covenants financieros hasta el 31 de diciembre de 2020.
A pesar de que Fridman es el principal beneficiado del acuerdo, aceptarlo saca a Santander de una situación que tampoco le era favorable. La entidad podía verse forzada a aceptar los términos acordados por el resto de la banca, aunque todavía le quedaba un as en la manga que le podría ayudar a escapar.
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"Sacrificio desproporcionado": la única vía de Santander para frenar la refinanciación de DIALa clave se encontraba en el perímetro de la deuda. Este acuerdo considera solo la deuda bancaria, pero el banco puede exigir que se metan dentro también a los bonistas. En ese caso, el volumen de deuda se amplía y para alcanzar el 75% es necesario que más acreedores suscriban las condiciones marcadas por LetterOne. En principio, los bonistas darían luz verde a un acuerdo que no les perjudica, pero al hacerlo abren la puerta para que Santander pueda impugnarlo alegando "sacrificio desproporcionado", indican fuentes jurídicas a este medio.
LA "RESPONSABILIDAD" DE SALVAR DIA
Santander tiene en sus manos la mayor porción de la deuda de DIA, equivalente al 22,5%, lo que, sin embargo, representa una parte minoritaria frente a los otros 16 acreedores, que habían llegado a un acuerdo con LetterOne el pasado viernes. La entidad se levantó entonces de la negociación y recordó su línea roja, que ha mantenido hasta verse obligado a firmar para evitar la quiebra de la compañía.
La propia Botín apelaba a la responsabilidad de salvar DIA y evitar un concurso que ponía en juego el empleo de 43.000 personas (26.000 de ellas en España), más de 3.700 franquiciados y el negocio de un millar de proveedores. “Hemos intentado defender los intereses de nuestros accionistas y vamos a ver qué pasa. Vamos a hacerlo de manera responsable”, comentaba a la prensa minutos antes de dar a conocer el desenlace a través de Twitter.
En su mensaje en la red social, la presidenta de la entidad más grande del país hacía hincapié en este aspecto al indicar que “Santander, de manera responsable, ha decidido apoyar a DIA y a sus empleados”.