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Interior de uno de los espacios de Fitur.IFEMA - Archivo

“Esto es como la cabalgata”. Una de las asistentes de Fitur reaccionaba así el miércoles ante el despliegue de seguridad (y la barrera para frenar curiosos) durante la inauguración de la feria clave para el sector turístico. Un despliegue justificado por la presencia institucional. La Reina Letizia acudió acompañada de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet; la ministra responsable de la cartera de Turismo, Reyes Maroto; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso; y el alcalde de la capital, José Luis Martínez Almeida. Administraciones de izquierda y de derecha, que ejemplifican una de las ediciones de Fitur donde los debates no sólo han estado marcados por el componente empresarial, también por el político.

Antes incluso del inicio de la feria, el alcalde de Madrid lanzó una reclamación, en forma de inversión millonaria, al Ejecutivo de Pedro Sánchez. Instó a que las líneas de tren de alta velocidad lleguen hasta el aeropuerto de Barajas, en lugar de quedarse en las estaciones de Chamartín o de Atocha. No es una petición nueva, sino que lleva años sobre la mesa de las administraciones públicas y que sigue latente dado su elevado coste (puede alcanzar hasta 400 millones de euros), porque la velocidad de esos trenes estaría limitada y porque ya hay metro y cercanías para unir la capital con su aeropuerto.

La reacción del ejecutivo de Sánchez fue limitada. Por un lado, porque la ministra de Turismo se limitó a señalar que se verá si el coste “encaja”. Por otro, porque los presidentes de las empresas controladas por el Estado (Renfe y Aena) tampoco lanzaron las campañas al vuelo y dejaron en el aire el respaldo a esa petición. “Nosotros estaríamos encantados de llegar a Barajas si nos ponen las vías. Pero, ¿quién lo paga? ¿Los Presupuestos Generales? ¿Los clientes? ¿Las empresas?”, se preguntaba en esa misma jornada, el Foro Hotusa, el presidente de Renfe, Isaías Táboas.

No es la única cuestión relacionada con el AVE que marca Fitur 2020. El ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, anunció que la versión ‘low cost’ del tren de alta velocidad, Avlo, entre Madrid y Barcelona se estrena con 10.000 billetes a un precio de cinco euros. Una oferta que ataca a la línea de flotación del puente aéreo, operado por Iberia, ya dañado después de que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, planteara su eliminación para reducir las emisiones contaminantes.

EL GOLPE DEL SALARIO MÍNIMO

Fitur es un imán político. En sus tres primeros días, los reservados a profesionales (este año se esperaba a 150.000, a los que se sumarán unos 100.000 visitantes particulares, quienes pueden acudir en las jornadas de fin de semana), han pasado por los pabellones la candidata a encabezar Cs, Inés Arrimadas; el presidente del PP, Pablo Casado; o el presidente cántabro Miguel Ángel Revilla. Pero también empresarial. Es el momento de anunciar aperturas, planes de futuro y reivindicaciones a las administraciones públicas.

En este último terreno, el primer espada y CEO de Meliá criticó el golpe que el salario mínimo de 950 euros va a representar para un sector donde el empleo es, en muchas ocasiones, de baja cualificacion y estacional. Gabriel Escarrer considera que el nuevo SMI puede tener consecuencias “graves”. Lo aseguró como representante del sector (preside el lobby Exceltur) en un foro ante Pedro Sánchez, porque coincide con “un momento de desaceleración de la economía en general y del turismo en particular".

Esta subida de costes salariales llega tras meses en los que las grandes hoteleras han tenido que gestionar problemas donde no tienen mucho margen de maniobra: la presencia del alga sargazo en el Caribe, los fallecimientos en hoteles de República Dominicana (a los que siguió, según señalan las empresas, una campaña de desinformación por parte de Estados Unidos para dañar el turismo en la isla); el frenazo de la economía alemana, la incertidumbre del Brexit, o la quiebra del touroperador Thomas Cook. Este último golpe especialmente duro en un destino clave, como Canarias, donde ya se perciben signos de recuperación. Y todo ello, a la espera de ver si el coronavirus chino tiene algún efecto en el turismo hacia el continente asiático.

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