Rolls-Royce registró pérdidas antes de impuestos de 7.000 millones de dólares durante el primer semestre, según ha anunciado este jueves la compañía, que planea vender activos para recaudar efectivo mientras la crisis del coronavirus golpea los viajes aéreos. Sus acciones se han acabado dando la vuelta y cerrando con subidas del 1,38% pese a llegar a caer un 8%.
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La compañía también está cerrando centros y recortando empleados mientras lidia con una caída que se espera que deprima la demanda de los aviones de fuselaje en los próximos años. El director ejecutivo, Warren East, quien ya había advertido que el negocio de motores civiles podría ser un tercio más pequeño, ha dicho que hasta ahora se han eliminado 4.000 puestos de los 9.000 potenciales que podrían necesitar ser eliminados.
“Hemos logrado un progreso significativo con nuestra reestructuración, que incluye la reorganización más grande de nuestro negocio aeroespacial civil en nuestra historia”, asegura East, agregando que las “decisiones difíciles” reducirán significativamente la base de costes del grupo.
Las acciones de Rolls-Royce se han desplomado un 63% en la que llevamos de año, reduciendo su valor de mercado a 4.900 millones de libras.