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Sede de Repsol en Madrid.REPSOL - Archivo

El pasado ejercicio fiscal fue un año complejo para Repsol, dado que a final de año tuvo que asumir una minusvaloración de activos que golpeó duramente sus resultados consolidados. Bajo la lupa local, sus ingresos por actividades ordinarias en España caminaron al alza (pasaron de 25.332 a 26.175 millones de euros) pero también redujo la carga de sus refinerías locales.

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“Las refinerías del grupo en España procesaron 39,6 millones de toneladas de crudo”, explica la compañía energética en el informe anual del pasado ejercicio. Esta cifra es un 5% inferior a la contabilizada en 2018.

Repsol opera cinco refinerías en España, situadas en Cartagena, A Coruña, Bilbao, Puertollano y Tarragona. En conjunto, suman una capacidad de destilación total de 896.000 de barriles de petróleo al día. En el conjunto de 2019, la utilización media de estas fue del 88%, frente al 93% del año anterior.

PARADAS EN ESPAÑA

La compañía presidida por Antonio Brufau asume que, a lo largo del ejercicio, tuvo que llevar a cabo paradas en cuatro de esas instalaciones. Por ejemplo, en A Coruña, estuvieron motivadas por las inversiones que está llevando a cabo para mejorar la eficiencia energética y la operatividad de las instalaciones. O, en Bilbao, destinadas a mejoras medioambientales para reducir las emisiones de partículas.

Repsol también detalla cómo evolucionaron los precios. En este caso, a la baja. En concreto, a lo largo del último año fiscal, el índice de margen de refino en España fue de cinco dólares por barril, por debajo de los 6,7 dólares/barril del año previo.

En resumen, no fue un año positivo para esta actividad de su negocio “por la volatilidad” que “ha marcado los márgenes internacionales de refino”, según explica la multinacional. Indica, además, que “el aumento de demanda mundial ha sido peor de lo esperado por la ralentización de la economía y las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China”.

Además, en el lado de la oferta, en 2019 se pusieron en marcha “un gran número de nuevos proyectos (especialmente en Asia)”, que compensaron parcialmente" debido al aumento de paradas de mantenimiento para maximizar la operación y la rentabilidad ante el nuevo escenario regulatorio, relativo a las especificaciones del combustible para el transporte marítimo (IMO). “Este balance junto con disrupciones adicionales, como los ataques a Arabia Saudí, la contaminación del crudo Ural y el cierre de la refinería de Filadelfia, han llevado a variaciones muy importantes del margen a lo largo del año”, detalla la compañía española en su informe del ejercicio.

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