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El grupo automovilístico Renault ganó 3.302 millones de euros en 2018, lo que supone una caída del 36,6% respecto al beneficio cosechado el año anterior. Estas cifras se explican, sobre todo, por el bajón de la contribución de su socio Nissan, pero también porque la empresa se vio obligada a salir de Irán. Y la crisis de los motores diésel también ha afectado.
Nissan, que en 2017 contribuyó con 2.791 millones de euros a los resultados de Renault -en particular por elementos no recurrentes-, solo aportó el año pasado 1.509 millones debido al hundimiento de los beneficios del grupo japonés, en el que Renault es el primer accionista, con un 43% del capital.
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Jaque al coche europeo: el diésel y los nuevos aranceles amenazan al sectorEn un comunicado publicado este jueves, Renault, que pese a todo sube casi un 4% en bolsa, ha explicado que al margen de la contribución de Nissan, que se ha visto muy afectada por la crisis que se desató tras la detención en noviembre en Japón del presidente de la gigante del motor, Carlos Ghosn, ya destituido de todos sus cargos y en prisión por una serie de supuestos cobros ilegales. Aunque no fue hasta finales de enero cuando Renault consumó el relevo en la cúpula, con el nombramiento de Jean-Dominique Senard como nuevo presidente.
Al margen de lo ocurrido con Nissan, la compañía automovilística ha explicado que su resultado de explotación se redujo en 819 millones de euros para quedar en 2.987 millones de euros en 2018. Además, en la caída del beneficio ha pesado también un impacto de casi 300 millones de euros por la provisión del programa que ha puesto en marcha en Francia para dispensar de actividad de fin de carrera a un colectivo de empleados, y otro de más de 200 millones como consecuencia de la crisis argentina. La facturación del grupo cayó en 2018 un 2,3% hasta 57.419 millones de euros, y eso que su filial rusa Avtovaz vendió un 11,5% más, hasta 3.040 millones.
El descenso del volumen de negocio se debe al efecto negativo de la devaluación de las divisas de los países donde tiene actividad frente al euro, pero también al declive del diésel en Europa y al abandono de su negocio en Irán por las sanciones impuestas a ese país por EEUU.